Consultorio: “He besado a la chica que amo, pero es una monja”

“Cenicienta usualmente tenía que irse a las 12, hoy justo esta hora me ha marcado, he besado por primera vez a la chica que amo con todo mi ser, solo que no era medianoche, sino mediodía.

Suena lindo, ¿no? Lo es tanto para mí como para ella, pero no para el mundo entero…. Me he enamorado de la chica que menos he pensado, pero que siempre he esperado. Ella es tan bella, sin embargo una historia complicada.

Nos conocimos en agosto del 2016, pero empezamos a relacionarnos más y mejor en el 2017, hasta el punto de darnos cuenta que nos habíamos enamorado. Así es como empieza la historia más linda que jamás había vivido, un amor que experimenta varias fases. El descubrimiento de un sentimiento que en mí ya era nato: el hecho de amar a una mujer, y para ella la confusión de saber que así era por primera vez. 

Lo difícil no fue eso, sino saber que ella estaba (y aún está) en proceso de descubrir si su vocación es ser monja, su segundo proceso y próxima a vivir su tercero. Llegó noviembre y con ello la sorpresa repentina de una llamada que anunció su tercer proceso, uno un poco más largo, serían casi 6 meses sin verle.

En esa fecha cuando ambas supimos de su noticia terminé alejándome para evitar interferir en sus decisiones, sería doble pecado, ¡Dios mío! Sin embargo me fue imposible alejarme, a pesar de que andábamos distantes. El 17 de noviembre que había llegado el momento de su partida nos escribimos como nunca antes y surgió el primer Te Amo. Su despedida y el tiempo me marcaron, pero nada borró el sentimiento, porque amar también implica dejar ir y respetar los sueños y decisiones de ese ser que amas. 

Este año, fui a verle, fue el 17 de marzo, fui al monasterio, tuve la oportunidad de verle y abrazarle muy fuerte! Ahí supe que sus sentimientos permanecían intactos. Un mes después ella salió del monasterio y actualmente nos vemos 2 o 3 veces por semana, pero nos escribimos a diario. Es algo mágico que ni siquiera puedo resumirlo con palabras. Ambas estamos conscientes de que aún debe ir a otro proceso aún más largo, lo he respetado y sé que aunque duela, ella debe ir.

Seguramente Dios se enojaría conmigo al ver nuestro comportamiento, pero qué se le hace cuando se trata de verdadero amor, ni siquiera mando en el corazón, aunque siento que en el fondo Dios me seguiría viendo con ojos de amor, el resto son puras etiquetas que la gente inventó. 

Quisiera alguien me escuchara aunque no serviría de nada, vivo en un país algo pequeño (del cual siempre me he querido ir) y con personas que aún tienen creencias bien marcadas. Quizá escribir sólo ayude a sentirme mejor, ojalá todos entendieran que si hoy me brillan los ojos es únicamente por amor. 

Escribo cada día de mi vida sobre esto que siento y escribo aún más las veces que le veo, como hoy, que casi temblando nos hemos dado tres besos, los más apasionados que jamás había sentido, besos tímidos al inicio, pero el amor puede más que todo.

Ojalá que de esta historia el final sea bueno, aún no lo sé, pero al menos ahora alguien lo sabe y sé que me comprende aunque no lo viva de la misma manera. ¡Qué miedo siento de saber que sus padres se enteren y me juzguen! Pero de cierto modo estoy preparada. Ellos creo que son muy de iglesias, y no digo que yo no, pero creo más en Dios, que en un montón de personas que se reúnen a criticar (estoy clara que no todos), y sé que Dios no me juzgaría, no hago mal con amar.

Me despido con cierto alivio, y sintiéndome muy contenta por lo sucedido hoy. Lo escrito aquí es una pequeña parte de una historia cursi que guardo en mis libretas.