La presa judía que enamoró a una guardia nazi

Una de las pocas historias de amor lésbico que han salido a la luz de los Campos de Concentración

La Doctora Anna Hájková, del departamento de Historia Moderna de Europa continental de la Universidad de Warwick, se ha pasado años investigando la historia de la mujer, cuyo nombre por causas jurídicas preferimos no decir, que enamoró a una guardia de las SS mientras ambas estaban en un campo de concentración.

No podemos decirlo porque la hija de esta superviviente del Holocausto, fallecida hace 10 años, ha denunciado a la Doctora Anna por vulnerar el derecho al honor, algo protegido con cárcel en Alemania, al decir que su madre y su carcelera nazi tuvieron un affair. Imaginamos que le parece indecente que a su madre la relacionen con los nazis, queremos creer que no tiene que ver con el hecho de que ambas sean mujeres. 

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Pero la historia es la historia, y Anna asegura que la guardia nazi se enamoró de esta mujer judía tanto, que se jugó su propio pellejo para salvarla. La guardia esperaba poder hacer una vida juntas cuando la guerra acabara y pidió varias veces el traslado de campo de concentración siguiendo la estela de su amada, que pasó por tres campos diferentes. Llegó el día, la guerra acabó y Bergen-Belsen, el campo donde se encontraban, fue liberado. La guardia nazi trato de esconderse junto a su amada entre los prisioneros pero fue identificada y arrestada. 

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Lo sorprendente es que la hija de la prisionera en cuestión colaboró en un principio con Anna, y le contó que conocía la historia de aquella guardia: “Mi hermana y yo sabíamos que ella recibía favores especiales y que le gustaba a aquella mujer. Ella dijo específicamente que nunca fue abusada sexual o físicamente. Creo que se salió con la suya porque era encantadora, hermosa y un poco descarada”, dice al recordar a su madre. 

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Al contarle le pidió que no usara el nombre completo de su madre en su libro sino solo su nombre de pila, pero Hájková lo usó en uno de sus tweets con el texto “Las internas del campo satélite de mujeres observaban la relación entre la guardia y la prisionera con fascinación y odio”. 

Amor platónico o llegado a término, una vez más la historia demuestra que el amor puede con todas las barreras, también las que separan a víctimas y verdugos. 

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