La “nueva lesbiana”, el perfil que arrasa en las apps de citas

Si estás o has estado en las aplicaciones de citas para mujeres en los últimos tiempos, seguro que te has topado con un nuevo perfil que últimamente prolifera sin control: la nueva lesbiana.

No hablamos de la chica que desde la adolescencia fantaseaba con Shane deThe L Word, ni de la que llevó su primer amor lésbico en secreto durante años. No. Tampoco hablamos de heterocuriosas, mujeres que aburridas de sus dramas con hombres deciden aventurarse en los dramas con mujeres, pero después de varias intensidades acaban regresando a su acera original.

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Cuando hablamos de la “nueva lesbiana”, hablamos de mujeres de 35 o 40 años para arriba, que después de relaciones largas con hombres, la mayoría de ellas divorciadas, con hijos, hasta hipotecas, han despertado un día con una iluminación: “Espera, espera, ¿qué son esas luces arcoíris en el horizonte?… ¡soy lesbiana!”

Cómo reconocer a la nueva lesbiana

  1. Poca experiencia, muchas ganas: Quieren comerse el mundo. Quieren comerte a ti y a tus exes si es posible. Les sobran ganas pero les falta mucha experiencia (sobre todo ahí donde estás pensando). Vienen con una energía brutal, pero suelen necesitar un curso acelerado sobre cultura lésbica. Probablemente nunca han visto Carol y no tienen idea de series lésbicas.
  2. Traen varios armarios a cuesta. Como decíamos en el punto anterior, les sobran ganas, pero les falta visibilidad. El concepto de visibilidad lésbica y de la lucha por existir que nuestro colectivo lleva años librando no les suena de nada. No sienten que sea importante que sus familiares, amigos, o en su trabajo sepan que están saliendo con una mujer o que incluso tiene novia. Como mucho lo saben algunas amigas contadas con los dedos de una mano.
  3. Tienen una visión del lesbianismo muy estereotipada e idealizada: No conocen a muchas mujeres lesbianas, por lo que rellenan en su mente con estereotipos del imaginario colectivo: la femenina y la de la camisa de cuadros, entre otros.

Como últimamente me encuentro tantas “nuevas lesbianas”, he tenido citas, conversaciones, incluso algún rollo. Hay una parte de mi que siente cierta desazón ante esa falta de introspección a lo largo de tantas décadas. Una voz que me dice mientras tomo un café con la susodicha: “¿en serio en todos estos años no te has preguntado nada de nada?” Aunque también tengo una voz comprensiva ante las distintas realidades personales, contextos religiosos, políticos y familiares.

Las nuevas lesbianas pueden ser una caja de sorpresas. Algunas descubren su auténtica esencia y se convierten en compañeras maravillosas. Otras, en cambio, pueden estar aún procesando su “salida del armario” y generan dramas de identidad en los que no querrás verte envuelta.

Si decides salir con una de ellas, ármate de paciencia. Puede salir bien, puede salir mal, pero una cosa es segura: la experiencia no será aburrida. Y quién sabe, igual te toca enseñarle todo un universo nuevo lleno de arcoíris, películas icónicas y terminología básica.

Y si no, pues a seguir deslizándole a la izquierda…

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