A veces la realidad supera a la ficción y sino que se lo digan a Carmen Hix, una mujer de Texas que, tras el huracán Harvey, se prestó como voluntaria en una iglesia y donó parte de su dinero para ayudar a las víctimas del desastre natural que arrasó con el lugar donde vive, Frendswood.
Carmen Hix se quejó a la iglesia, desde donde tiraron balones fuera publicando una declaración sobre el incidente donde afirman que “Durante los últimos veintiséis años, nuestro objetivo ha sido alcanzar y compartir el amor de Cristo a todas las personas, independientemente de su raza, orientación sexual o religión.”
Un comunicado que no tiene mucho sentido cuando acto seguido invitaron Carmen y a su mujer, con la que lleva veinte años de nuevo a la iglesia para, según cuenta ella, ”mostrarme el mal de mis caminos y ayudarme a cambiar mi corazón para darme cuenta de que mi relación de 20 años con mi esposa es un pecado”.
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