La increíble historia de la lesbiana que embarazó a su novia

No, esta no es una historia de superpoderes lésbicos. Tampoco es ficción, es tan solo una historia de amor, la nuestra, la de nuestra familia.

Seguro que piensas, ‘¿pero qué me estás contando?, eso es imposible’. Y, claro, yo hace cinco años atrás, cuando era una chavala de 31 y pensaba en fiestas, en divertirme, y no soñaba con amor, bebés, carritos y estabilidad, pues también hubiera pensando que era imposible.

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Esta historia comienza justo hace cinco años, compartía piso con dos amigas, tenía una novia con quien mantenía una relación abierta, por lo que tanto ella como yo podíamos tener otras aventuras. Nos iba bien con este acuerdo, hasta que Norma se cruzó en mi vida. Una argentina preciosa que se buscaba la vida en Madrid y pasaba de relaciones abiertas y de amores compartidos.

Para mí fue difícil. Renunciar a mi pareja, con la que llevaba tres años, renunciar a mi idea de libertad en el amor, pero ya os digo, todo valía la pena, o más bien la alegría. Comenzar mi relación con Norma fue otro mundo. Al año siguiente ya estábamos viviendo juntas y adoptando un perro en un refugio. Así empecé a construir mi hogar.

Hace un par de años, en una comida familiar con mi hermana y sobrinos, Norma me dijo “la única envidia que siento de las parejas heterosexuales es que vos no me podés embarazar, y me muero de ganas de que tengamos un hijo juntas”.

No me había planteado la maternidad en serio, hasta ese momento. Pero la idea de criar hijos junto a la mujer que amaba me enterneció profundamente. Empezamos a mirar clínicas, a pedir presupuestos e informarnos de los tratamientos posibles.

Pero hace un tiempo, leyendo un artículo en esta revista, nos enteramos de que existía una manera más íntima de conseguir un embarazo. Una inseminación hecha en nuestra casa, donde yo podía activamente embarazar a mi Norma.

Nos pusimos a ello con mucho entusiasmo. En la web de Cryos, el banco de semen más grande de Europa, encuentras perfiles de cientos de donantes, con la tranquilidad de que se trata de hombres que han pasado controles médicos y mentales para poder ser donantes de semen.

Al ser un banco con sede en Dinamarca, gran parte de los donantes son daneses, pero cuenta con bastantes procedentes de otros países europeos, americanos, africanos y asiáticos. Yo quería donante español, pero al final encontramos uno francés que se parecía mucho a mi de pequeña. No es posible ver fotos actuales de los donantes, pero sí ver fotos de ellos cuando eran niños.

La información que proporciona Cryos de los donantes es bastante exhaustiva. Si en un perfil básico (que es más barato) ya puedes ver grupo sanguíneo, altura, peso, color de pelo, de ojos, y a qué se dedica, en un perfil ampliado puedes conocer,además de la información del perfil básico, sus gustos, intereses, deportes que practica, cine, música, libros, su árbol genealógico, escuchar su voz, ver la foto de cuando era pequeño y hasta ver cómo es su letra.

Elegido nuestro chico, compramos unas tiritas en la farmacia para comenzar a estudiar los ciclos de Norma. Estas tiritas te indican cuáles son sus días fértiles. Cada mañana, entre los días 10 y 14 de su ciclo, Norma orinaba en estas tiritas y así veíamos cuáles eran sus días más fértiles. Después de tres meses concluimos que era el día 12. Este dato es muy importante porque a la hora de encargar el semen debes saber más o menos qué días debes hacer la inseminación, según tu propio ciclo.

Estábamos nerviosas, así que el fin de semana previo nos fuimos a un spa para mimarnos y relajarnos. Encargamos dos pajuelas de 0,5 ml cada una. Una de motilidad 10 y otra de motilidad 20. Las pedimos en tanque de nitrógeno, porque duran congeladas una semana. También se puede pedir en hielo seco, pero dura menos.

El día que embaracé a mi chica salí antes del trabajo. Con ayuda de una de mis amigas (la que era mi novia al comienzo de esta historia… sí, ya sabéis cómo somos algunas lesbianas, nos hacemos amigas de todas nuestras ex), preparé una cena espectacular, y decoré la casa con muchas velas y flores. Cuando Norma llegó lloró de la emoción con esa sorpresa.

Fue una cena muy romántica, en spotify sonaban todas nuestras canciones. Al acabar, a la luz de las velas, hicimos el amor. Yo tenía el kit de inseminación en la mesita junto a la cama (viene junto a las pajuelas). Y unos 20 minutos antes de acabar me levanté a descongelar las pajuelas. Cuando estábamos listas, la inseminé con una jeringuilla. Se quedó media hora con las piernas hacia arriba. Después volvimos a hacer el amor (dicen que con un orgasmo todo entra mejor).

¿Cómo acabó esto? Pues acabó siendo la increíble historia de la lesbiana que embarazó a su mujer (así bromean mis compañeros de trabajo). 16 días después la prueba de embarazo marcó positivo. Nos reímos, lloramos, todas las emociones juntas.

Pero nada comparado a cuando empezamos a sentir las pataditas de Antonella dentro. Ya lo veis, no es ficción, no son superpoderes. Es solo la historia de nuestra querida familia.

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