¿Y si mi pareja no quiere tener hijos?

Llega un momento donde la estabilidad en una relación de pareja, la estabilidad económica propia o tan sólo las ganas, hacen que pensemos en la posibilidad de formar una familia. De tener hijos. Ya sea por adopción, acogimiento, embarazo o cualquier otra vía.

Pero, ¿qué sucede cuando nuestra pareja no quiere hijos?

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En las relaciones de pareja, en mi opinión, podríamos establecer dos grandes momentos o estadios: un inicio y una posterior evolución de éste.

En el inicio, lo importante es el presente, la pasión que junta dos cuerpos y dos mentes que quieren conocerse sin tiempo. Si la relación acaba de empezar, mi opinión como profesional es vivirla y preocuparse por el proyecto común cuando pasemos a la segunda parte.

En dicha etapa el tiempo posa toda esa llamarada hormonal para que la pareja pueda orientarse a un futuro; es en este segundo round cuando sí es importante estar más o menos de acuerdo con respecto a cuál va a ser el proyecto común. Si alguna de las dos tiene una postura flexible, “No me he planteado tener hijos ahora mismo, pero tampoco me importaría.”, “Quiero tener hijos, pero no es mi mayor pretensión en la vida.”, o cosas por el estilo, el paso del tiempo y el amor por la otra persona harán que los proyectos de ambas se vayan convirtiendo en uno común paulatinamente.

Pero, ¿y si nuestra postura en torno a tener hijos o no configura parte de nuestra filosofía de vida, de nuestra pretensión de realización?

Hay quien defiende que una mujer se realiza a través de cultivarse culturalmente, viajar, trabajar, incluso amar, no a través de ser madre y cuidar a otros. La lucha que muchas mujeres han hecho por su libertad y por la de todas nosotras ha permitido que nuestra identidad de mujeres ya no pase necesariamente por ser madres. Porque, como explicaba Simone de Beauvoir, hubo un momento en que esto sí fue así. Hubo un tiempo en que –cultural y sociológicamente hablando- nuestro cuerpo estaba hecho y tenía sentido única y exclusivamente si concebía otra vida. Hoy en día el concepto de “ser mujer” está en la mano de la persona que habita esa mujer, y puede orientarse hacia la idea de concebir otra vida de muchas maneras.

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Existen, entre nosotras, mujeres que realmente consideran ser madres como una pieza clave, indispensable, insustituible en su proceso vital. Lo sienten en su cuerpo. Lo sienten en su emoción. Lo sienten en la piel, en el ansia, en la motivación, en la ilusión, en la necesidad, en el instinto. En cada paso que cosechan en su presente. Ser madre es un componente básico de su felicidad.

Otras lo consideran como una posibilidad, una abstracción, algo que posiblemente hagan “si tengo una pareja estable” o “si mi pareja quiere”. Ser madres es un pensamiento pacífico en su idea de lo que quieren hacer con su vida, algo que “se verá”.

Otras mujeres realmente no están dispuestas a ser madres. No sienten la necesidad de concebir y cuidar otra vida. Eso se encuentra muy lejos de su idea de realizarse. No “las completa”, ni les hace la vida más hermosa. Es más, la idea las remite a un tiempo al que no desean renunciar. Un esfuerzo que no desean hacer.

Cuando juntamos dos posturas tan opuestas como la primera y la última, hemos llegado a un conflicto de pareja. Es entonces necesario plantearse si compensa una ruptura en pos de seguir nuestro proyecto de vida -me refiero a cuando se encuentran un verdadero “SÍ QUIERO” y un rotundo “NO QUIERO”.

Tener un hijo genera innumerables cambios en una vida. Aporta miles de aprendizajes, experiencias maravillosas y un vínculo intenso y único que, en muchas ocasiones, es más duradero que el de una pareja. El vínculo madre-hijo es diferente a otros, pues implica renuncias, expectativas, decisiones y responsabilidades. Es, además, un vínculo que dura toda la vida.

No tener un hijo aporta un tiempo extra que podemos dedicar a nuestro ocio, nuestra realización creativa o laboral, un tiempo para generar otros vínculos, un dinero, una independencia, un no responsabilizarse de la vida de otro y, por lo tanto, también miles de aprendizajes y experiencias maravillosos pero radicalmente diferentes a los que aporta un hijo.

Si realmente el deseo de vivir uno de estos dos caminos es firme, renunciar a ellos por una pareja va a ser una gran renuncia. Si lo hacemos, será una decisión óptima y perfecta como cualquier otra, pero tendremos que tomarla con rotundidad, con seguridad. No sólo considerando el presente sino también el futuro dentro de cinco, diez o veinte años., considerando los cambios que se dan en los sentimientos y en la vida, de forma constante. Siendo conscientes de que nuestro vínculo de pareja puede cambiar, en una u otra dirección, y que nuestra decisión con respecto a tener o no tener hijos es definitiva. Intentando ser realistas y percibir, intuir, si puede que un día, cuando nuestro vínculo de pareja evolucione, nos arrepentiremos de no haber seguido nuestro proyecto.

Pero antes de decir adiós a nuestra pareja o a nuestro proyecto, no dejemos de plantearnos las miles de opciones alternativas: no desestimemos la posibilidad de que un miembro de la pareja tenga un hijo, incluso dentro de la pareja, sin necesidad de que sea hijo de los dos.

Cada sistema de pareja, cada sistema familiar es un mundo, así que busquemos las posibilidades que tiene el nuestro.

Como ésta, hay muchas otras opciones, pero todas ellas implican renuncias. Y cambios.

Rocío Carballo Alvarez

Psicóloga psicoterapeuta

M-24082

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7 comentarios en “¿Y si mi pareja no quiere tener hijos?”

  1. Gracias a dios que me dio la oportunidad de estar embarazada y de tener una pareja que me apoya, pero lo que si puedo decir es que es lo mas maravilloso que una mujer puede experimentar es el ser mama.

    1. Ya verás cuando tus hijos lleguen a la adolescencia y empiecen mil quebraderos de cabeza:

      Si han salido no dejas de preguntarte:
      ¿Con quién estarán?
      ¿A qué hora volverán?¿Habrán tenido un accidente?
      ¿Por qué tardan? ¿Estarán bien?

      Y luego a todas horas:
      ¿Qué será de su futuro? ¿Tendrán trabajo un día? ¿Encontrarán una buena pareja?

      Eso si son sanos y no tienen problemas de salud que les impidan una vida normal.

      Muy bonita la ñoñería del embarazo y del bebé y todo eso, pero la vida no es sólo la etapa de bebé. Luego vienen muchos momentos difíciles.

  2. Siempre he querido ser madre y mi pareja siempre ha querido tener hijos. Pero ahora que por fin digamos que podemos nos lo planteamos de un forma distinta. Nos hemos dado cuenta si es de verdad lo que queremos… Aunque ahora ella lo ve de una forma mas economico. Todavía nos queda unos anyos por pensar, ya se vera.

  3. Para mi este tema era muy importante… y mi chica me dió años de larga y de vez en cuándo alguna discusión al respecto.. hasta que de repente llego su momento!!! ahora tenemos una niña de dos años y medio mas dos que vienen en camino jajaja… ella dice que se arrepiente de no llegaran mucho antes 🙂

    Creo que sería muy difícil tener una pareja que no se involucre en tu maternindad, ya que la prioridad siempre son los hijos sobre todo cuando dependen tanto de uno y dedicas casi el 100% de tu tiempo en ellos.

    Conozco una pareja que lo intento y al final se separaron… al poco de nacer el bebe… por lo que creo que tiene que ser un deseo de la pareja…

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