Capítulo 8
—Grazie —me dijo en un susurro.
—¿Por qué?
Buscó mis ojos y me miró con intensidad.
—Por los últimos días, las últimas horas. Per questo fugace piacere.
Pese a haberme hablado en su lengua materna, la entendí. “Por este fugaz placer”. ¿Qué quería decir con eso? Había sonado nostálgica, como si aquel momento no fuera a repetirse en mucho tiempo. O como si no fuera a repetirse nunca.
A cada segundo que pasaba descubría algo nuevo de Amanda. No de Lady Amanda, a ella ya la conocía. Sino de la otra, la que se ocultaba detrás de esa fachada de mujer fatal. Y cada nuevo descubrimiento me sorprendía. Me llenaba de satisfacción ser yo la que por una vez tomaba las riendas y le demostraba a la italiana que también sabía qué hacer.
—No tienes que darme las gracias —murmuré esbozando una sonrisa.
Casi como si mis palabras le hubieran ofendido, se deshizo de mi abrazo y salió de la cama. Miré su cuerpo desnudo de espaldas y cómo andaba con pasos gráciles hasta el baño.
El tiempo que tardó en darse una ducha se me hizo eterno. Intentaba ordenar mis pensamientos y descifrar cada una de las emociones que había sentido mientras Amanda estaba en casa esa noche. Una parte de mí me aseguraba que todo estaba bajo control, mientras que otra parecía recordarme que me estaba dejando llevar.
—Noe —Su voz me sacó de mis cavilaciones.
—¿Sí?
Me giré para encontrarla empapada, con una toalla corta rodeando su cuerpo y sonreí lascivamente, invitándola a volver a la cama sin decir una sola palabra.
—Una dominante no necesita ropa de cuero ni tener una fusta en la mano para ser respetada, porque el respeto no viene dado por nada material, sino que se gana.
Asentí. De modo que volvíamos a la lección.
—Sí, Lady Amanda.
—Hoy es un día extraño; estamos fuera del entrenamiento pero deberíamos aprovechar el tiempo. Por eso he decidido que vamos a jugar, ¿qué te parece verdad o atrevimiento? —Ladeó la cabeza y me regaló una sonrisa encantadora.
—Vale, hagámoslo —dije mientras me ponía una camisa de cuadros que solía usar para estar por casa—. ¿Quién empieza?
—Tú. Quiero verdad.
Rebusqué en mi mente y no tardé en dar con una pregunta cuya respuesta llevaba tiempo intentando averiguar.
—¿Siempre has sido dominante?
Dejó caer la toalla al suelo, regalándome unas bonitas vistas.
—No, al principio me sometía —Hizo una pausa y me miró—. Yo era muy diferente y a mi pareja de entonces le gustaba mandar. Aunque lo que hacíamos no tenía nada que ver con el BDSM, sólo eran juegos inocentes, fuera de lo común pero inocentes al fin y al cabo.
—Vaya… ¿y no te gustaba?
Negó y empezó a vestirse con la misma ropa de ayer.
—Me sentía atada. Sí que me gustaban los juegos, ¿pero cómo me sentía con ella? En absoluto. Más adelante se me ocurrió que podría ser switch. Es decir, que quizá podría interpretar ambos papeles. Pero tan pronto como tuve la oportunidad de dominar supe que eso era lo que me llenaba.
Me pregunté si a mí me pasaría lo mismo. Si en cuanto yo cogiera una fusta sentiría ese poder, esas ganas de dominar. Si me sentiría llena como Amanda se había sentido. A pesar de que estaba aprendiendo para convertirme en una dómina, pensé que tampoco sería mala idea ser sumisa. A lo mejor yo sí que era switch.
—Es genial que encontraras tu camino —le dije levantándome de la cama—. Verdad.
Acorté la distancia para quedarme frente a ella y la miré, desafiándola.
—¿Cuál es tu mayor fantasía?
Nunca había pensado en ello. Me sonrojé porque no sabía que contestar. No quería decirle que no tenía ninguna, porque iba a parecer que no tenía sueños ni ambiciones. Y sí que tenía. Pero como hacía tiempo que había dejado de intentar cumplir mis expectativas en lo que a sexo se refería, ya no malgastaba tiempo en fantasear con situaciones que sabía que jamás llegarían a ser reales.
—¿Puedo elegir reto? —susurré tragándome mi orgullo.
Decidí arriesgarme.
—Bien, acepto.
Su sonrisa me hizo estremecer. Supe que probablemente sería peor el remedio que la enfermedad, pero estaba dispuesta a aceptar las consecuencias. Se miró en el espejo que había frente a la cama un segundo y se volvió hacia mí.
—Vamos a hacer un trío.
Thais Duthie
lo estaba esperando con ansias C:
Muy bueno, aunque se me hizo corto u.u
Ahora a esperar otra semana
¡Gracias, Gabha!
por fin ya quiero q llegue el próximo jueves
Ahora se publica cada dos 😉
Estuvo muy bueno pero algo corto, estaré esperando el próximo.
Algunos capítulos son más largos que otros, es inevitable 😉
Thais.. me dejas con ganas de mas, como un primer beso.. Excelente Thais, como siempre.
¡Me alegro mucho! Gracias por tus palabras <3
Entro cada semana en esta sección esperando leer un nuevo capítulo de esta “inquietante” historia, me apena ver que habéis aplazado, otra vez, el próximo capítulo…..
Este intento de mantener la atención de vuestros lectores funciona, pero…….
Querida Edurne:
Se ha decidido publicar capítulo un jueves sí y un jueves no para ofrecer un contenido más variado a las lectoras. Si quieres estar al tanto de cuándo hay nuevo capítulo, puedes visitar mi blog, informo de estos cambios 😉
¡Saludos!