“Lesbianas en el espacio”, o la revolución feminista geek de Kameron Hurley

Kameron Hurley es, a sus 38 años, de las pocas escritoras de ciencia ficción que ha sido galardonada con dos premios Hugo, además de ganadora, por su libro de ensayos La revolución feminista geek de los premios Locus y el British Fantasy Award. Pues bueno, nada de esto parece importar para la crítica barata, la que va de incógnito en las redes sociales y no crea, solo destruye. Esa crítica que se atreve a cuestionar el interés de su magnífico libro Las estrellas somos legión por ser “un libro donde solo salen mujeres” o “no es más que un libro de lesbianas en el espacio”. Este última crítica, una de tantas, encantó a Hurley, que como era de esperar tiene un gran sentido del humor, y decidió cambiar el título de su libro en la siguiente edición: “Lesbianas en el espacio” es su título actual. 

La revolución feminista geek’ (Alianza) es la última creación de esta talentosa mujer, bisexual declarada. Una obra que nada más ver la luz ha empezado a cosechar éxito tras éxito. Es una colección de ensayos sobre la cultura, sobre la infrarrepresentación de la mujer en ella y su focalización sobre el arquetipo del héroe blanco heterosexual. Una distorsión perceptiva de toda nuestra tradición y nuestro presente que hace que, por ejemplo, muchos vean normal quejarse de una presencia exagerada o invasiva lgtb si hay más de un solo personaje diverso en una serie o película 

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En el libro habla de su propia experiencia esquivando ataques de fans masculinos contra sus personajes femeninos o contra ella u otras creadoras femeninas. Ataques que tratan de defender un mundo que estos fans consideran suyo: De los hombres. El mundo de la ciencia ficción.

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Para ella lo que mantiene este desastre es el miedo al cambio, y también cierta voluntad de destruir al otro, así como la necesidad por parte de una masculinidad tóxica de autodefinirse a partir de lo que no es, de lo que desprecia. La autora habla sin tapujos de misoginia: un odio y menosprecio a todas las cosas femeninas: “La programación es un buen ejemplo de una profesión que fue, al principio, predominantemente femenina. Pero a medida que se iba viendo claro que la tecnología informática era el futuro, más hombres entraron en la profesión y, consecuentemente, hostigaron y empujaron fuera a las mujeres. Vemos esto en el trabajo y en los fans. Los fans de ‘My Little Pony’ son otro buen ejemplo. ‘My Little Pony’ se hizo para chicas jóvenes y ellas crecieron y siguieron siendo fans. Pero a medida que los hombres empezaron a ver el programa y a participar en el ‘fandom’, no quisieron estar asociados con las fans. Incluso acuñaron un término para ellos, “Bronies”, y comenzaron a mostrar el mismo comportamiento de acoso hacia las chicas fans”. Los personajes femeninos, o las compañeras femeninas, no son consideradas interesantes si no es desde un punto de vista sexual. Más allá de su simbología sexual, las mujeres son consideradas incordios por muchos hombres del mundo de la ciencia ficción. 

Para la autora, este menosprecio de la mujer también habita en el inconsciente cultural femenino, “Como muchas mujeres, he crecido leyendo ciencia ficción y fantasía cuyos protagonistas eran hombres. Nuestros medios de comunicación son iguales. Empecé a interiorizar este idea de que era simplemente “diferente” de otras mujeres porque era lista y marimacho y me tomarían más en serio. Lo que descubrí fue que al mundo no le importaba lo que yo pensaba de mí misma. El mundo me veía como una mujer y me trataba acorde. Me llevó un tiempo identificarme con el feminismo y entender el poder de pertenecer a un movimiento, de unirnos juntas y de hablar con gente (…)”.

Respecto al futuro, Kameron se muestra relativamente esperanzada. “El progreso no es en línea recta. Son cinco pasos hacia delante y tres hacia atrás (…) Tenemos que empujar el cambio porque aquellos que se benefician de este sistema probablemente no hagan nada por cambiarlo. El esfuerzo recae precisamente en los que están siendo oprimidos (…) -por suerte- los seres humanos hemos construido estas estructuras de poder así que los seres humanos podemos cambiarlas”.

Un ensayo imprescindible, perfecto para el verano.

Fuente: Europapress

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