La amante de mujeres más influyente de la Inglaterra victoriana

Nacida en Florencia en el seno de una familia acomodada que le dará el nombre de la ciudad italiana que la vio nacer, Florence Nightingale (1820-1910) fue siempre una mujer singular y extremadamente inteligente que revolucionó de manera profunda las bases del conocimiento y del trabajo femenino. Enfermera, escritora, pensadora y estadista, su legado intelectual es una herencia de inestimable valor para la tradición científica occidental. Recibió desde muy pequeña una educación exquisita de manos de su padre, que nunca creyó que las mujeres no pudieran disfrutar y valerse del conocimiento y, a lo largo de toda su vida, supo hacer de ese aprendizaje una forma de ser, indispensable para su identidad de mujer, y una vía de desarrollo personal indiscutible. Así, tomó clases en una amplia gama de saberes, incluidas la historia y las matemáticas que, tradicionalmente, eran ámbitos reservados a los hombres.

Pero ella quiso más porque tuvo siempre una marcada vocación práctica del conocimiento y porque la vida que le era asignada socialmente era insuficiente. Defendió a lo largo de su vida la necesidad de aplicar el saber y, desafiando las convenciones de su tiempo, desobedeciendo las órdenes de su padre y las exigencias propias de su sexo, continuó sus estudios en secreto. Renunció a la vida doméstica y marital acomodada que le correspondía como mujer de clase alta y se consagró a una profesión poco digna como fue la enfermería, que ella convirtió en una tarea más que respetable.

Su participación en la guerra de Crimea fue decisiva. Fue la primera mujer al mando de una unidad de enfermería en la historia y, gracias a sus conocimientos y de una visión reformista de la asistencia sanitaria, preservó la vida de miles de soldados y salvó a Inglaterra del desastre. Sus innovaciones sanitarias, fruto de una vocación, convicción, saber e inteligencia poco frecuentes en una mujer de su época, hicieron posibles la mejora y la protección de los heridos de guerra. Nació entonces la leyenda de «la dama del candil», por las rondas interminables que Florence hacía entre los heridos con el objetivo de mejorar la atención y el cuidado del enfermo. De esta forma, logró reducir la tasa de mortalidad de su hospital de un 60% a un 2,2%, basándose en criterios de mejora de higiene y conocimientos de epidemiología. Estas medidas son actualmente la base de nuestra cultura sanitaria y son medidas que convirtieron a Nightingale no sólo en la precursora del modelo asistencial contemporáneo sino en una feminista temprana que reivindicó la relevancia social del trabajo de la mujer y sentó las condiciones sociales y económicas de la mujer moderna. En este sentido, Florence Nightingale ocupa un lugar primordial dentro de la historia de las mujeres, pues reivindicó para la mujer un papel diferente dentro del espacio público y no fuera de él.

Florence Nightingale, después de la reina Victoria I, fue la mujer más influyente de la Inglaterra victoriana. En su honor se fundó una comisión Real de Salud de la Armada y una Escuela Médica, así como la Escuela para Enfermeras Nightingale, en Londres. En 1907 fue la primera mujer a la que se le otorgó la Orden del Mérito del Gobierno Británico y, en 1908, le fueron otorgadas las Llaves de la Ciudad de Londres. Su trabajo y aportaciones han resultado decisivas posteriormente y han sido fuente de inspiración para personalidades insignes de la ciencia y la medicina, como por ejemplo, Henri Dunant, fundador de la Cruz Roja y autor de las propuestas humanitarias adoptadas por la Convención de Ginebra.

Pocos datos existen sobre su vida personal y más íntima y no existen hechos concluyentes de que fuera lesbiana. Sin embargo, resulta muy llamativo que Florence se entregara emocionalmente con pasión a la vida con mujeres, tal y como ha demostrado la correspondencia personal que se conserva, al tiempo que rechazó toda proposición matrimonial que se le fue realizada. Guiada por una fuerte vocación espiritual, decidió ser una mujer independiente y autónoma al servicio de los demás, y se mantuvo al margen de la dominación masculina, en cualquiera de sus formas. Es complicado determinar, dadas las circunstancias de la época, si un personaje era o no homosexual, pero parece conveniente resaltar que, Florence, en concreto, mantuvo una estrecha y muy íntima relación con la hermana de su padre, Mai Smith, a quien cuidó en su juventud y quien la atendió en sus últimos años de vida, cuando cayó gravemente enferma. En una de sus cartas Florence llega a afirmar que fueron “como amantes”. Así mismo, en su biografía figura Marianne Nicholson, una amiga de juventud sobre la que llegaría a escribir: “Amé a una sola persona con pasión en mi vida, y esa persona fue ella”. En otra de las misivas que se atesoran, más evidente se hace su inclinación cuando señala: “He compartido cama muchas veces, lo mismo con nobles inglesas que con granjeras prusianas. Nadie ha sentido una pasión mayor por las mujeres que la que yo he sentido”.

Si bien es cierto que el lenguaje utilizado en la época victoriana era a menudo más florido y apasionado, tanto hacia los miembros del mismo sexo como a los del sexo opuesto, estas citas, junto con su evitación permanente de las relaciones con los hombres, sin duda apuntan a la fuerte posibilidad de que fuera lesbiana. Si lo fuera, entonces es posible que nunca actuara según sus deseos en absoluto, dado el desprecio que los victorianos tenían contra casi cualquier forma de expresión sexual, fuera o no homosexual. En cualquier caso, Florence fue una revolucionaria que apostó por una forma alternativa de ser mujer y alcanzó el éxito profesional y el reconocimiento social en una época muy compleja para las mujeres, lo que es un logro para todas, lesbianas o no.

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8 comentarios en “La amante de mujeres más influyente de la Inglaterra victoriana”

  1. Me encantan todas estas mujeres que, en esas épocas, se salían ya de la norma social impuesta a las mujeres, fueron valientes y lucharon por lo mas importante que existe: la libertad.

  2. Estupenda reseña, me ha gustado. Saber que alguien asi existió y trascendió a su época y a si misma es grandioso. Fuera o no lesbiana, su valor como ser humano fue infinito. Y eso y su legado es lo más importante. Vivir con pasión nuestras vidas, no tiene precio.

  3. Soy lesbiana y enfermera,, había leido bastante sobre ella pero la posibilidad de que fuera lesbiana me ENCANTAAAA. Ya decía yo porqué me gustaba tanto 😉
    Gracias por el artículo.

  4. ¿Podrían poner las fuentes de donde obtienen la información?

    Ya que hace un tiempo para mi trabajo hice una investigación exhaustiva sobre a vida de Nightingale y en ningún momento encontré los datos o información que comparten aquí.

    Sería conveniente que para futuras ocasiones, mencionen o incluyan las fuentes en donde investigaron, así tendrá un sustento real su texto y no se presta a que sea una “invención”.

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