Me gustan las letras, cómo la unión de unas con otras crean conceptos, sensaciones, emociones, escenarios. Construyen un mundo y construyen una realidad. Las letras nos sostienen y nos levantan. A veces también nos hunden.
Ocho letras construyen una realidad para mí y para millones de mujeres. “Lesbiana”. Hace años era una palabra que se relacionaba con enfermedad, trauma, pecado. En la actualidad, dependiendo del contexto geográfico en el que se pronuncie, significa que siendo mujer escoges a una de tu sexo como pareja, o equivale a tu sentencia de muerte o cárcel.
Me gustan las letras y el poder de transformar que tienen. Cuando me declaré “lesbiana” me pidieron que viviera con discreción, al margen de las etiquetas. “¿Para qué tiene saberlo la gente?”, me decían. “Es más seguro para ti”.
Ocho letras que tenían un significado tan diferente como receptores encontraba en mi camino. “Lesbiana”, a algunos hería escucharlo, a otros avergonzaba o decepcionaba. A otros les abría la mente, las ideas, incluso a muchas les hacía reconocer o cuestionar su propia sexualidad.
Me gustan las etiquetas. Mi hija, madre, amiga, prima, sobrina, compañera, abuela, nieta, vecina… es lesbiana. Que las cosas se nombren. Gracias a todas las mujeres que usaron su etiqueta de “lesbiana”, que la gritaron, y que por ella lucharon, hoy gozamos de los derechos que hacen de España uno de los mejores países para vivir arropados legalmente con nuestra orientación sexual.
Gracias a las etiquetas la sociedad evoluciona. Gracias a famosos y famosas que hablan públicamente de su homosexualidad, a deportistas, actrices, políticas, presentadoras, escritoras, modelos que utilizan las ocho letras para definirse “lesbiana”, mi abuela piensa que esto del lesbianismo no es tan terrible como dice la Iglesia. Gracias a esas películas, series y campañas publicitarias que cada vez con más frecuencia presentan personajes lésbicos, gais, transexuales y familias homoparentales, mi madre ya dice que no pasa nada con ser LGTB, que todo ha cambiado (discurso muy diferente al que daba hace diez años).
¿Alguna vez serán innecesarias las etiquetas? Es probable. Pero mientras haya niños o adolescentes asustados por ser “diferentes”, mientras la homosexualidad se siga pagando con cárcel y muerte, mientras las legislaciones sigan excluyendo y haciendo daño, las etiquetas son una opción política. Son un arma de lucha.
Etiquétame. Llámame lesbiana. Porque a mí las etiquetas no me constriñen. Al contrario, me hacen libre.
Hola Maria Jesús, desde hace tiempo quería expresarte mi profunda admiración por tus ideas tan claras y tu entrega a la reinvindicación de nosotras las lesbianas y de la mujer en general.Tus editoriales son geniales y muy inspiradores!
Muchísimas gracias. Un abrazo 🙂
Tenia que ser tuyo el articulo…. que grande eres!!!!
🙂
Un abrazo!
Tenia que ser tuyo el articulo…. que grande eres!!!!
Saludos
Gracias, María Jesús, por recordárnoslo a personas que, como yo, evitamos las etiquetas porque personalmente nos limitan. Sin embargo, como bien dices, son una opción política. Así que aunque me siento queer, políticamente me defino como lesbiana para ser visible y que la sociedad entienda por qué soy diferente.
hola, me llamo Yolvik Chacón Valero, soy venezolana, vivo en Caracas, llevo casi 5 meses viviendo una terrible situación motivado a acoso laboral por mi condición de lesbiana, me han hecho dos entrevistas, pensé que al hacerlo público la situación mejoraría, pero siguen acosando para que renuncie, le he enviado correos al Ministro de la Cultura para que intervenga en mi situación, pero no funciona, ya que quieren “limpiar los ministerios”, sacar a los que somos diferentes.
me gustaria saber si puedo contar con su apoyo para seguir haciendo pública mi lucha por mi derechos laborales.
aquí esta el link de la denuncia que me hizo aporrea.org http://www.aporrea.org/ddhh/n293656.html
http://www.aporrea.org/ddhh/a230264.html
y una entrevista telefónica que me hizo sin etiquetas
http://sinetiquetas.org/2016/07/26/venezolana-me-acosan-trabajo-lesbiana/
Gracias
Me encantó tu artículo. Mientras muchas que tal vez todavía no aceptan su realidad ruegan porque se eliminen las etiquetas, yo también entiendo que son mejor las etiquetas, ya que no dejan lugar a dudas.