En el pasado tan solo este hecho hubiera indignado a los testigos presentes, o tal vez siquiera eso. El presente nos permite tomar registros de lo que nos sucede -aunque en España está prohibido grabar a un oficial- y fue así que el momento de los golpes fue grabado y compartido por una de las personas que presenció la escena.
Las redes sociales se han incendiado a consecuencia de otro golpe contra la comunidad LGTB en uno de los países más grandes del planeta. -Se calcula que la población LGTB en China alcanza los 70 millones de personas, y que la mitad de ellas están activamente discriminadas (Encuesta del Programa para el Desarrollo de la ONU)-. Un país donde la diversidad conquista su espacio demasiado despacio -hace poco tiempo una joven lesbiana activista se atrevió a denunciar al Ministerio de Educación de Pekín por incluir en los libros oficiales de texto frases como “los homosexuales son enfermos”-.
Parece que los medios de comunicación y las redes sociales son los únicos que pueden acelerar el proceso de liberación de la comunidad LGTB china. La indignación de la gente mueve montañas. Cuando la gente sale a la calle a reivindicar provoca cambios. Ojalá esta ola de indignación coja forma y realmente mueva los cimientos de un anti-individualismo en China que, tal vez haya conseguido que el país sea de las primeras potencias mundiales, pero no permite a sus habitantes vivir ni vindicar sus deseos y emociones primigenios.
Fuente: La Vanguardia