Tengo la sensación de que el 2013 ha sido un año poco afortunado para muchos. Y que en el 2014 hemos puesto toda nuestra confianza. Así que pensemos eso de “si algo puede salir bien, saldrá bien” y contribuyamos activamente a que así sea.
Como los directivos o los atletas de élite, definamos nosotros también nuestros propios objetivos para hacer de este nuevo año uno productivo y satisfactorio. ¿Y cómo hacemos esto? Veamos unas guías:
Tu objetivo es relevante. Si el objetivo/s que te has marcado es importante para ti es mucho más fácil que lo cumplas en este 2014. Si de verdad significa algo relevante para ti, pensando en él encontrarás la energía y el impulso para alcanzarlo. Por encima de las barreras y dificultades que surjan.
Para saber si es importante para ti, dime: ¿qué ganas consiguiendo ese objetivo?, ¿qué va a ser diferente si lo consigues?, ¿para qué quieres conseguirlo?
O si lo prefieres, de otra manera: ¿cuál es el daño o el dolor que te supone no obtenerlo?, ¿qué te estás perdiendo si dejas de conseguirlo?
Cuando tus objetivos están alineados con tus valores, con lo que de verdad es importante en tu vida, eres imparable. Tu motivación y tus ganas de alcanzar tu propósito son mayores que la pereza y los inconvenientes que puedas encontrar en el camino.
Tu objetivo para el 2014 es algo que REALMENTE quieres, no algo que simplemente te gustaría tener. ¿Has identificado ya algún objetivo con esa fuerza?
La fuerza del resultado final: pensar en lo que vas a obtener te inspira, te ilusiona y te motiva. Por eso, es útil aferrarte a esa motivación que supone imaginarte disfrutando lo que anhelas. Esa visión a largo plazo, alimenta una motivación de corto plazo. La que necesitamos para ir dando cada uno de los pasos a lo largo del año que harán que, en diciembre, hayamos llegado a nuestra meta. Esta es la fórmula: descomponer el gran objetivo en objetivos más pequeños y fáciles de conseguir.
Está en tus manos. Que fulanita de tal se enamoré de mí es algo que yo no puedo controlar. Sí puedo hacer todo lo posible para que se fije en mí. Y por tanto, ese tendría que ser mi objetivo: fíjate objetivos que estén en tus manos, que dependan de ti. Entonces, sí puedes tener garantías de que, si te pones a ello, el objetivo es tuyo.
Si realmente es importante y está en tus manos, ¡es tu objetivo perfecto para el 2014!
Recuerda, los objetivos están para inspirarte, no para agobiarte. Conseguirlos es un placer, no una obligación. Y como dice Woody Allen, “lo único que se interpone entre tú y tus sueños eres tú mismo”.
¡A por el 2014!
Arango Coaching