No entendía por qué esta vez no había funcionado. La última vez que metió tanto la pata fue un 14 de diciembre de 2011, y al final todo le había salido bien. Cogió el teléfono de Laura y borró todos los mensajes de ese día, se metió en su correo, a pesar de que es un delito, e hizo lo mismo. Arrancó ese día de todos los sitios donde lo vió, incluso arrancó más de 1000 carteles que encontró por la calle de un concierto de Alejandro Sanz, borró todos los videos del concierto del You Tube, hasta se coló en el BOE para eliminar todos los decretos, proyectos de ley, edictos, todo lo referente a ese día. Por no hablar de los periódicos…
El 14 de diciembre nunca existió, y Elvira y Laura seguieron juntas felices hasta que llegó el 1 de enero del fatídico año. Su amor era tan fuerte que había conseguido lo imposible. Consiguió que desapareciera ese día. Lo que Elvira no supo nunca, entre otras cosas porque no veía el telediario ni leía la prensa, es que desaparecieron los 23 niños que nacieron ese día y sus padres se volvieron locos buscando a sus hijos perdidos. Se abrió una investigación a nivel nacional y llegaron a pensar que había sido una secta satánica los que habían secuestrado y sacrificado a esos niños por no sé qué historia de unas profecías en las que decía que ese día podría nacer el salvador del mundo.
Lo mismo pasó con las muertes. De repente, aparecieron en sus casas más de 150 personas que supuestamente habían muerto. La conclusión, otras 15 murieron de un infarto de miocardio entre el 16 de diciembre y el 17. La gente que había sido operada, transplantada ese día se levantaron de pronto igual que antes. Pero Elvira nunca lo supo.
Sí supo, sin embargo que su amiga Rocío se levantó otra vez con una gran escayola en la pierna sin entender nada, y su primo Jaime se levantó el día 15 de diciembre y al abrir los ojos seguí sin poder ver nada sin gafas.
—Deberías reclamar y que te devuelvan el dinero de la operación —le dijo, pero ahí se quedó todo.
Elvira se levantó llorando, había vuelto a soñar que seguía con Laura, y cuando abrió la boca para gritar su nombre de lo que la echaba de menos, ya no le salió la voz.
Julieta Lamoto
Qué fuerza metafórica..
Muchas gracias María. Interesante blog, por cierto.
Yo empecé el año como Elvira… Fuertemente identificada.
Excelente, me recordo una vda pasada.
Soy nueva por este sitio y estoy encantada con mucho de lo que he visto.