La primera vez que Laura y yo quedamos, así en plan cita, yo saqué una foto. Básicamente porque estaba presionada por todas mis amigas para enviarles una foto de la chica que me tenía completamente cegada.
Intenté hacerlo de la manera más natural posible, en plan, “venga, una foto para el recuerdo”, y así improvisé un selfie en el bar en la que ninguna de las dos salimos muy favorecidas, pero que es una foto que tenemos impresa. ¿Por qué? Porque fue el día que nos besamos por primera vez.
Fue el inicio de una historia de amor que ya lleva ocho años, en los que hemos tenido nuestros más y nuestros menos, como todas las parejas, pero en los que hemos construido cimientos firmes que pueden con todo.
Junto a Laura he vivido los momentos más increíbles de mi vida. Cogimos una excedencia de seis meses y recorrimos gran parte de Asia, nos casamos, una boda preciosa, su embarazo y el nacimiento de nuestro hijo.
El nacimiento de nuestros sobrinos, la llegada a casa de nuestra gata, el día que decidí dejar mi curro y emprender, la recuperación de su hermano de un accidente bastante grave.
La vida está llena de momentos inolvidables que nos marcan. Buenos y malos. Pero yo me quedo con los buenos. Y como mi esposa lo sabe me ha hecho el regalo más significativo que he recibido. Un álbum de fotos de Hofmann.
Funciona de una manera muy sencilla. Entras a la web y tú subes tus fotos, eliges tamaños, si quieres que una foto ocupe toda una página o dividirla en cuatro. Organizas el álbum como quieras. La calidad es impresionante y el recuerdo es para toda la vida.