A Elisa Abellán, cantautora de Albacete recién instalada en Madrid, le encantaría convertirse en un “referente” LGTB al estilo de Ondina; de momento presenta los temas de su primer disco, “Mi musa”, grabado en agosto de 2013
Cuando se está “triste”. O cuando se está “contento”. O incluso “para limpiar la casa”. La música “lo abarca todo” y no hay nadie a quien no le guste en uno u otro estilo. De ello está convencida Elisa Abellán Lencina, cantautora nacida en Albacete hace 23 años, residente en Madrid desde hace pocos meses y dispuesta a comerse el mundo bajo el nombre artístico de Nevenka.
A comerse el mundo pero sin pisar a nadie, porque si una cosa tiene clara esta joven artista es que la colaboración de los unos con los otros es esencial para salir adelante. “Los de arriba no mueven un dedo, así que nosotros tenemos que intentar no pisar a nadie; la música no es competencia. Si tú consigues algo debes intentar que los demás también lo consigan”, asevera.
Su historia comenzó como las de muchos cantautores: poniéndole letra y música al primer desamor. A los 16 años compuso su primer tema, aunque ya antes había aprendido guitarra y había pasado de manera puntual por las enseñanzas regladas del Conservatorio de Música. Unos años antes, a los 12 y en una actuación escolar, se había subido por primera vez a un escenario. Desde entonces no se ha bajado. En 2013 participó en un concurso de acústicos en Albacete, en el que ganó el segundo premio entre más de 45 participantes. Un año antes había grabado su primera maqueta en Valencia. Se trataba de un proyecto para el que logró recaudar 1.500 euros gracias a la financiación obtenida con crowdfunding. En agosto del pasado año grabó su primer disco, “Mi musa”, que la está llevando por escenarios de Madrid, Albacete, Cuenca, Toledo, Granada e incluso Grecia.
Mientras tanto, se graduó como trabajadora social después de que su madre le insistiera en que antes de dedicarse a la música se sacara una carrera universitaria. Recién titulada ha cogido con fuerzas su nueva etapa en Madrid, una ciudad que le apasiona, sobre todo porque “nadie te señala por la calle”. “Madrid me gusta mucho y llevo cuatro años viniendo, es una ciudad en la que nadie te dice nada por ser como eres”, apunta la música. “Yo estoy orgullosa de ser cómo soy y vivo así mi vida”, apunta Nevenka, que asegura que le encantaría convertirse en un referente de la música LGTB “como Ondina”.
De momento, a su música la relacionan con grupos como La oreja de Van Gogh o El sueño de Morfeo, aunque ella apuesta por un “estilo propio” de música de cantautor. María Rozalén también está entre sus influencias. En Madrid, además, hizo la prueba para tocar en el metro, lo que le da una licencia de dos años. “Fui la primera en hacer la prueba de Madrid, nada más llegar a la ciudad; pero si ya te sientes mal por tocar en la calle, aún es peor que te tengan que decir si eres válido o no”, lamenta la cantante, que rechaza ese método de selección.
En cuanto a temas, sus canciones hablan principalmente de amor hacia las mujeres. “Hay cantantes lesbianas que le cantan a los hombres y yo no puedo sentirme identificada. Yo digo lo que me da la gana aunque a veces al público le sorprenda que sea en femenino”, explica Elisa Abellán, que alguna vez, sin embargo, dice haberse sentido obligada a cambiar el género y cantar como si el amor estuviera dirigido a un hombre. En general apuesta por respetar lo que siente, más aún cuando considera que sus canciones son como si escribiera su propio diario. Aunque, matiza, que siendo casi todas las canciones tristes, ella está feliz y se considera una luchadora por lo que quiere, muy “emocional e hipersensible”.
Patricia Gardeu
Es un poco fea, no me extraña que no tenga novia.