En estos días no hay nada como relajarse y sentarse a leer la prensa, Facebook o cualquier otro soporte donde vuelen las noticias y/o la opinión, para que te entren unas ganas espantosas de beberte un cartón de leche pensando en prevenir la úlcera de estómago que te va a salir tragando tanta basura.
Desde hace un mes hasta hoy, en plenas celebraciones del pasado Orgullo Gay, la sociedad en general ha sido testigo de varias agresiones a personas del colectivo LGBT, y aparte de la indignación habitual y la condena de los hechos de rigor por parte de medios de comunicación, personalidades, etc, parece que no termina de escandalizar lo suficiente que homosexuales o transgéneros sufran este tipo de ataques para que las leyes se apliquen con total severidad y dureza.
La cosa comenzó con la sonada noticia de la eurodiputada austriaca Ulrike Lunacek, abiertamente homosexual, quien fue atacada por un señor de pelo oscuro y polo blanco, según la policía, portador de un recipiente con ácido butírico, que así a bote pronto figura en la lista de sustancias peligrosas y causa quemaduras e irritaciones en la piel, daño ocular y su inhalación provoca irritaciones en la nariz, garganta y pulmón. Bien, pues este sujeto irrumpe en una rueda de prensa y rocía el ácido, cual agua bendita, directamente sobre la eurodiputada, llevándose por delante los equipos técnicos de los medios de comunicación y desaparece. Ni en el remake de Misión imposible de Tom Cruise nos tragaríamos esa escena. Parece ser que la policía aún no ha encontrado al tipo.¿ Qué sucedería si el protagonista de esta historia hubiera sido el presidente austriaco?
Al poco de este episodio y volviendo a España una pareja gay es agredida en una playa de Almería, no sabemos si los
El artículo 14 de nuestra Constitución, tan cuestionada estos días, dice: “Los españoles son iguales ante la ley, sin que puede prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”.
El odio salpica a todas las personas y la intransigencia no sólo afecta a los que la sufren, ambas cosas subyacen en los cimientos de los pueblos que se distinguen bien unos de otros precisamente por su capacidad de progreso, bienestar y convivencia. Da miedo pensar que en cualquier sitio podemos ser uno más o uno menos dependiendo de la hora, el lugar y de hacia dónde sople el viento.
Desde luego no vamos a sorprendernos a estas alturas de que alguno de los nuestros se lleve una paliza de propina por mostrarse libremente, la intolerancia existe y existirá siempre igual que los ignorantes, los bobos y los zoquetes.
Me ha encantado…
No es intolerancia o acciones de unos cuantos “ignorantes, bobos y zoquetes”; es la punta del iceberg del sistema heteropatriarcal, la parte más visible de una socializacion de género que sitúa a los hombres en una posición de dominación con respecto a las mujeres y en la que la heternormatividad tiñe todos los planos de la vida de las personas.
Opino lo mismo que tu Nati. Desgraciadamente la cosa está así -_-“
Muy bien dicho nati !!!!!
El problema está en que la mayoría de veces no sabes a quien denunciar porque no conoces a esas personas. Yo soy un chico transexual y a causa de ello sufrí una agresión hace solo un mes en Palma de Mallorca. El caso fue comentado por cadena ser pero en ningún momento supe como reaccionar y en el lugar y momento de la agresión había mucha gente que se quedó mirando la escena y nadie me ayudó. El resto de la sociedad también debería de poner un poco de su parte.
Hola Alex, muchas gracias por compartir tus historia con nosotras. Es muy triste y preocupante que, a estas alturas, sucedan cosas así. Aunque cueste cambiar las cosas, seguiremos luchando por los derechos de todas las personas y visibilizando, cada uno de nosotros con nuestro granito de arena.
Un abrazo