Mi historia de amor – Lolalo y Anita

mirales.esLo mejor que hizo esta historia por mí fue demostrarme que el Amor del bueno, el verdadero, es una realidad.

Empezó todo el 1 julio de 2010, en un lugar de La Mancha de cuyo nombre sí que me acuerdo, ¡como para olvidarlo! Ahí me encontraba yo, con 25 años entrando a las 8.00 h. a mi Centro de Salud. Era la nueva. A la entrada del centro, me encuentro a una chica, Ana con 27 años, también enfermera del centro, que me saluda, nos presentan y me enseña el centro y mi consulta. El recibimiento fue cordial, la chica me dijo que le sonaba mi cara como si me conociera de antes, yo le dije que era de Jaén, como ella… que igual en la Universidad o por Jaén nos habíamos cruzado… ¡a saber!  La consulta no empezaba hasta las 9.00 h. así que uniéndome al grupo fuimos a tomar un café mañanero.

tardeos de mirales 2025

Me fui adaptando al centro y a los compañeros, Ana y yo éramos las enfermeras más jóvenes del centro y de la misma tierra, nos llamaban “las andaluzas”, estábamos en los descansos de la consulta siempre juntas, en las horas muertas de las guardias, en el bar de enfrente tomando café… Hasta el punto en que la gente y los mismos compañeros  nos llegaba a confundir, a mí me llamaban Ana y a ella Lola. Pasamos a ser siempre dos.

Pero en realidad, yo poco sabía de Ana, sólo que era de Jaén, tenía un sobrinito de 1 año al que adoraba y poco más. Ana era hermética y yo una charlatana… Ana sabía que yo tenía novio, que me casaba en dos años, que ya estaba construyendo la casa, que mi novio era un encanto y guapo, que yo era una “novia intachable”, que nos hemos ido a tal viaje, que si el concierto de anoche, que si la celebración del mundial, que si juego al pádel, que si la playa… bla, bla, bla…

Habían pasado ya dos meses desde que nos conocimos y yo daba una fiesta en mi campo una noche de verano. Me apetecía invitarla, me fui dando cuenta de que Ana no era una persona más, Ana es de estas personas que interesan tener cerca, de ese reducido grupo de gente que destaca entre los grises y brilla especial en su misterio. Y le pedí el teléfono para que me confirmara si finalmente podía asistir, me dijo que igual se pasaba. Pero nada más lejos de la realidad: no apareció… Yo tenía ilusión en que conociera a mis amigos, pero no vino, mandó un arcaico sms con un “No puedo ir al final, tengo otros planes, un beso”. Y punto.

Todo cambió desde que intercambiamos teléfono, desde ese momento, Ana me escribía de vez en cuando con cosas banales y yo le contestaba, cada vez esos sms eran más frecuentes,  recordemos que antes, cuando no había whatsapp, los sms se mandaban con algún fin pero no para tener una conversación banal. Ahí mi novio estuvo rápido, sin conocer a Ana y sin apenas saber de ella, me dijo: “Te escribe mucho tu compañera ¿no?, Sabes que creo que es lesbiana y le gustas” mi reacción: “Pero qué dices, tú estás loco, Ana no tiene pinta y además si yo soy hetero, que más me da a mí”. Y él:”Yo no digo nada”. Ahí quedó la cosa… a la que di cero importancia.

Ana y yo seguimos trabajando codo con codo. El 1 de septiembre 2010, dos meses desde que nos conocimos, me fui a las fiestas del vino con mis amigos y mi novio…. Ahí en mitad de la borrachera y del vino… no sé cómo escribí un sms a Ana que ponía “Viva el vino, y las mujeres especiales como tú”. A lo que respondió: “qué bien te lo estás pasando…”. ¿Por qué hice eso? Aún no lo sé. Porque pienso que mi subconsciente ya sabía cosas que yo aún no. Pasó una semana y no coincidimos en el trabajo,  y en el fin de semana recibí un sms que me hizo despertar por fin… Uno de sus mensajes banales sin ton ni son “Estoy en un pub y he ligado, y eso que tengo a mi novia al lado”. ¿Perdona? ¿He leído novia? ¿Ana es lesbiana? ¿Mi novio llevaba razón? ¡Qué fuerte, qué fuerte, qué fuerte! Llamé de inmediato a mi mejor amiga…”Tía, tía, tía, que Ana es lesbiana…” Y mi amiga “¿Y…?” Y yo: “Tía, porque no lo sabía y me parece muy fuerte”. Y ella:”¿ Eso es fuerte..? Son las dos de la mañana, y estoy durmiendo, si te parece fuerte tienes un problema”. Y me colgó. Mi sonrisa no podía ser más grande, era de oreja a oreja. Y yo a la vez me preguntaba: “Bueno, ¿por qué estoy tan contenta? Si yo tengo novio, soy heterosexual y no me gustan las chicas nada…” Ya, ya, ya….

Siete días, fueron 7 días los que pasaron desde ese sms hasta que quedamos para ir a celebrar mi despedida, terminaba mi contrato en aquel centro de salud y quedamos todos para comer y salir.

La emoción de que mi compañera tenía novia, seguía en mi cabeza pero la desechaba constantemente, yo tengo novio y me caso… así que qué más me da… Pero el caso fue que el día de la despedida yo me depilé perfecta, y sólo pensaba en Ana mientras lo hacía. Y de repente, el mismo pensamiento: “Bueno, y a mí qué más me da si yo soy hetero…”  Me quedaba a dormir en casa de Ana esa noche. Por diferentes motivos uno a uno de nuestros compañeros se fue rajando de modo que comimos solas. En esa comida, Ana me contó más de su vida que en los dos meses y medio que llevaba conociéndome, fue una comida agradable, de aparentemente compañeras y empezando una amistad. Por la tarde seguíamos entre cafés y cerveza y conversaciones profundas. Ana definitivamente era especial, era todo lo que yo siempre había buscado y nunca encontré en nadie. Y mi cabeza era “Qué fuerte, qué fuerte, que creo que me gusta Ana”. El “creo” pasó a “lo sé” en el momento en que Ana me enseñó una foto de su novia… ¡Puf qué mal me sentó! Ahí me di cuenta, mis celos no me fallan, definitivamente, ¡ME HE ENAMORADO DE UNA MUJER! Muy oportunos los compañeros empezaron a venir uno a uno… Ana y yo nos fundimos en un cariñoso y sentido apretón de manos y se zanjó la conversación. Pasó la tarde, la noche y tras una copa llegó el momento de irnos a casa de Ana a dormir, había que trabajar al día siguiente, era mi último día de trabajo en aquel sitio.

 Tras unas largas horas de conversaciones profundas, arreglando el mundo, esas cosas que se hacen después de unas copas cuando una tiene alma de filósofa, no podía dormir, Ana me dejó su cama y se fue al sofá… Y yo sólo sabía decir “Tengo frío, no puedo dormir” y allí que estaba Ana con más y más mantas tapándome. Cuando vi que tenía 5 mantas me di cuenta que no era frío, que estaba temblando del miedo que tenía a lo que estaba pasándome. Ana a las cinco de la mañana me dijo “Si quieres duermo aquí contigo” y asentí. Qué situación, pensé: “¿Qué hago? A ver si la voy a rozar y se va a molestar”. El corazón iba a 180 latidos por minuto. Pasaban los minutos y ahí estábamos las dos…nerviosas y sin poder dormir. De repente, la hermética Ana me dice: “¿Te puedo dar un abrazo?” Y yo, que apenas me salía la voz, le dije que sí. Me dio un abrazo, el abrazo más sentido que hasta la fecha me habían dado. Cuánta suavidad y ternura. Me lo dio se giró y a dormir. A dormir una hora porque había que trabajar. Me desperté y me estaba haciendo cosquillas en el brazo Ana no había dormido en toda la noche y nos fuimos a sacar sangre al centro, con unas ojeras…

Desde ese momento por fin me di cuenta de que me gustaba Ana y que a Ana le gustaba yo. Pero analizando… Ana en esa tarde de conversación me dijo que vivía con su novia desde hacía 5 años y que se casaba en 6 meses, me explicó los jardines donde se casaban, detalles… En fin, dolor para mí. Pensé: “Menos mal que me voy hoy ya de aquí y se va a pasar todo esto”. Terminó la jornada del día y estaba muerta, no podía coger el coche para irme a Jaén sin dormir toda la noche y después de trabajar todo el día. Ana me ofreció que durmiera una siesta en su casa y me fuera después. Dije que no, pero cuando iba a montarme en el coche salí y dije que sí, que me quedaba. “Total una siesta, la necesito, y no va a pasar nada… si yo soy hetero…”

Tras acostarme, ella se tumbó a mi lado y mi corazón volvía a 180 lpm. De hetero pasé a heterocuriosa y pensaba “Y si…”. Ella empezó a hacerme cosquillas: en la espalda, en el brazo, en la pierna… así toda la tarde. Y yo fantaseando…Y en un momento me giré, la miré, me miró y me dio un besito tras otro, tras otro, tras otro… Qué besos tan bonitos, tan dulces.

Cuando terminó de besarme, teníamos unas tantas llamadas perdidas de nuestras parejas… Reproches, dónde estás, qué pasa… En fin… Cogí mis cosas y me fui.

“Un placer haber coincidido contigo, Ana”. Esa fue mi frase de adiós, con eso quería resumir y predecir lo que quería que pasara, “hasta aquí nuestra vida de compañeras y de lo que pudo haber sido. Tú te casas en 6 meses, yo me caso en poco más de un año, tenemos nuestra vida, y ha sido una pena no conocerte antes…”

Y con otro apretón de manos nos despedimos…

Dos días pasaron para volver a quedar como amigas, como si nada hubiese pasado, pero con esas miradas cómplices. Primero fue un café, otro día una cerveza, otro día una cena, sacando hueco en nuestras agendas para vernos a solas en concepto de amigas, pero finalmente no pudimos evitar lo inevitable. Volvieron los besos, las caricias y los mensajes de amor. Y es que en nuestra historia el amor llegó antes que el sexo, como nunca me había pasado.

Pasaron 3 semanas de nuestra despedida en La Mancha, y con 4 encuentros y cientos de mensajes, cada vez estaba más enamorada y no sabía cómo hacerlo, si arriesgarme, no sabía si Ana estaría dispuesta… No nos conocíamos aunque nos miráramos a los ojos y viéramos luz y amor. Una noche que empezó feliz porque iba presentar a Ana a una de mis mejores amigas, ésta (sin yo tener conocimiento) le dio el consejo de que se alejara de mí, que quedando continuamente y teniendo contacto no me daría cuenta de qué era en realidad lo que me estaba pasando y si era algo pasajero o era amor. Cuando nos despedimos de mi amiga, Ana habló conmigo y puso fin a lo nuestro. Me quedé enmudecida…pasé 6 horas frente a ella sin poder hablar, en shock. Y cuando me fui a casa, me pasé el día llorando, llorando y llorando. Jamás había llorado por amor. Jamás una frase me dolió así. Yo veía amor y me decía que se iba, no entendía nada, así que me armé de valor y por mucho que me doliera mi entonces novio, tome la decisión. Por primera vez estaba enamorada, y era maravilloso. Fue difícil decírselo, que no llegaba a entender nada ni creérselo del todo, pero rompí aquella estabilidad por AMOR del bueno. Ana, también fue valiente anulando la boda, yéndose de casa, sin apenas ropa, enfrentándose a la que era su pareja… Las dos sabíamos que ellos no se merecían eso pero sabíamos que nosotras nos merecíamos ser felices, disfrutar de un amor sincero y lleno de ilusión, a los 5 meses de ser pareja libre, nos fuimos a vivir juntas, y así seguimos, felices, como nunca antes había sido. Ya han pasado 4 años y muchas cosas buenas y  muy malas en nuestra vida, que no han afectado a nuestro amor ni un ápice sino que lo ha hecho más fuerte. Cuatro años de amor que cuando la miro a los ojos pienso que llevamos juntas toda la vida y me pregunto qué hacía yo antes sin ella. Ya con 30 y 31 años, tenemos planes de hijos. Ha merecido la pena todo, todo lo que pasamos después de la decisión de estar juntas.

Pero es cierto eso de que el amor puede con todo, y nosotras juntas hemos podido y estamos pudiendo.

Yo siempre fui abierta, nunca me fijé en chicas, pero descubrí mi mitad, descubrí lo maravilloso que es estar con una mujer y no lo cambio por nada.

Todo y siempre, Anita.

Envíanos tu historia de amor a info@mirales.es

Comparte este artículo

17 comentarios en “Mi historia de amor – Lolalo y Anita”

  1. Que gracia lo de que , ‘como soy hetero’,jajajja, amor del bueno, eso queremos todos y da igual el sexo que sea, lo importante es el amor verdadero.

  2. “… No nos conocíamos aunque nos miráramos a los ojos y viéramos luz y amor.”
    Buena historia. Gracias por compartirla.

      1. Es una historia preciosa que me da esperanzas.. no sé, no me da esperanzas de reescribir ningún pasado, pero sí de mirar adelante con luz. 🙂 🙂 Os felicito y os mando un beso. Disfrutaos cada día; es un regalo tan maravilloso, extraño y misterioso el amor…

  3. Qué bonita historia. ..El amor es ver a esa persona y empezarte a latir el corazón, es acercarte a ella y sientes como todo su ser te invade por completo, una mirada, una sonrisa, un simple roce hace que te salga ese suspiro! Uf madre mía….!Estando con ella no pasa el tiempo y te olvidas hasta de tú nombre,es un sentimiento tan sincero y puro que asta el silencio es bello . Poniendo escusas para volver a verla que si un café, una cerveza, te invito a comer,mil escusas para estar un segundo con ella.Es hermoso ese sentimiento pero se hace doloroso cuando no eres correspondido.Hoy por hoy pienso en ella todos los días y con el deseo de encontrarme con ella por la calle,de copas o en el parque…Este sentimiento sigue dentro de mi para siempre . Mi vida es ella.

    1. Hola…me ha encantado la historia… me alegro tanto por vosotras…

      Pero estoy de acuerdo con Anabel en que tienes q tener la gran suerte de que esa persona ”mágica”, que aparece un día en tu vida para abrir las puertas de tu ”armario”y de la que todo te gusta ,disfrutas y admiras…tiene que coresponderte, si no …lo pasas muy mal.
      En mi caso siempre pensé que era hetero pero conocí a una mujer que era lesbiana y de la que me he enamorado poco a poco, y cuando decido dar el paso …abrirme y contárselo a ella…ella tenía una novia con la que se va a otra ciudad…pero quiere que la espere y que mientras mantengamos una amistad… De verdad que después de asumir que estoy enamorada de una mujer…como jamás lo he estado de nadie…es muy doloroso que no te corresponda en la misma medida.

  4. Una historia de valientes y de verdad se la valentía que se necesita para plantarte en este mundo con tu vida más que planeada y todos los pasos que siguen tan claros…. Cuando de repente un día, algo cambia, sin saber cuándo ni cómo y toda esa seguridad se acaba y empiezas de nuevo pero esta vez desde un lado totalmente desconocido y nuevo. ¡Enhorabuena chicas por vuestra historia y vuestras ganas de ser felices!
    Saludos de una Linarense.

  5. comparto opinión con el resto de comentarios: una historia preciosa y digna de ser compartida. No he dejado de pensar, mientras leía esto, en mi actual compañera, en que quiero poder, dentro de unos años, contar nuestra historia y sacar las lágrimas que habéis sido capaces vosotras de sacarme con este nuevo post. Mucha suerte.

  6. Precioso!!! Por cierto, yo soy de esa tierra manchega de “las fiestas del vino”… jajaja. Afincada en Madrid, eso sí, por mi actual pareja, con la que llevo 4 años y medio. Es bonito leer estas historias, verse reflejada, saber que hay obstáculos y que se superan.

  7. Preciosa historia que me ha recordado muchos momentos a la mía….Enhorabuena lola y ana, amar y sentirse amada de verdad es lo más maravilloso que existe. Os animo a formar esa familia maravillosa, nosotras lo hicimos y estamos encantadas!! un fuerte abrazo a las dos!!

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio