Siempre me ha fascinado la Antigua Grecia, tal vez porque todo se reduce a muchas mujeres, sexo, vino, amores imposibles y mucho, mucho drama… Como Chueca.
Bromas aparte, la verdad es que en los textos que han llegado a nuestros días, el amor griego se abre a un mundo de posibilidades inimaginables con respecto al sexo, es decir, no se limita a hombres y mujeres, sino que conservamos historias de hombres con hombres, como Aquiles y Troilo, mujeres con mujeres como Safo y Atthis e incluso hombres con faunos, como Pan y Dafnis… Cri cri cri…
¿No os habéis preguntado como vivían las lesbianas en Esparta, Atenas o Pompeya? Yo sí y la verdad es que puede no resultar tan libre y desinhibido como pensamos.
Existe mucha bibliografía referente a la homosexualidad masculina en la antigua Grecia: era aceptada y bien vista, una especie de iniciación necesaria, donde la educación y las actividades sociales se enfocaban en un ámbito puramente masculino. Pero acerca de la homosexualidad femenina la información es escasa, olvidada y la mayoría de las veces tratada únicamente para el disfrute masculino.
Todas conocemos a Safo, la gran poetisa de la Grecia arcaica, de la cual apenas conservamos extractos de sus sensuales poemas que atraviesan los siglos, más adelante os diré por qué. Safo creó la Casa de las servidoras de las Musas en la isla de Lesbos, una escuela para mujeres, una especie de tíaso o institución femenina donde las jóvenes se preparaban para el matrimonio, se las introducía tanto en las artes amatorias como también en el arte, la música y la poesía. Tras diversos estudios realizados en esta década se ha podido comprobar que estas escuelas no sólo existieron en Lesbos, sino también en Esparta y otras localidades griegas.
Hasta aquí todo espectacular, Safo acostándose con mujeres, bebiendo vino, escribiendo poesía… ¡Alegría!
Pero no, la verdad es que los estigmas sociales aplicados a las mujeres no son sólo cosa de los últimos siglos. Las mujeres de Lesbos tenían muy mala fama, se las consideraba promiscuas y ellas, como Safo, eran objeto de constantes burlas, incluso se sabe que se escribieron obras de teatro ridiculizando a Safo y su escuela.
Y así contamos con muchos ejemplos donde la homosexualidad en la antigua Grecia no era tan bien vista entre mujeres. Diversos estudiosos han sacado a la luz un gran número de pasajes literarios donde las relaciones entre mujeres son expuestas con vergüenza, negación y como un mero recurso de excitación masculina.
Un ejemplo de esto salió a la luz en 1987, en Pompeya, donde se descubrieron unas termas civiles y en uno de sus frescos vemos un cuarteto donde dos chicas aparecen teniendo sexo oral en medio de dos hombres, esta escena es única, pero al estar situada en una terma suburbana y sabiendo que las termas era un lugar de reunión masculina sabemos que el objetivo de estas pinturas era estimular a los hombres que visitaban este recinto.
En líneas muy generales podemos decir que hay un gran abanico de matices con respecto a la homosexualidad femenina en la Antigüedad y que es cierto que no era un pecado atroz como cuando entró el cristianismo a regir el mundo, pero esa idea de promiscuidad y libertad que todos tenemos de las antiguas civilizaciones tal vez no es tan acertada como creemos.
Aquí os dejo un poema de Safo, cuando al principio del articulo os decía que sus poemas pasan a través de los siglos me refería a que son tan profundos, apasionados y sinceros que fácilmente le podéis dedicar estas líneas a vuestra chica.
El Adiós a Atthis
Vete tranquila.
No te olvides de mí porque sabes, debes saber, que yo estaré siempre a tu lado.
Y si no quieres saberlo, te recordaré lo que tú olvidas:
muchas horas felices pasamos juntas;
han sido muchas las coronas de violetas, de rosas, de flor de azafrán
y ramos de eneldo que junto a mí te ceñiste.
Han sido muchas las veces que bálsamo de mirra y regio ungüento,
derramaste sobre mi cabeza. Yo no podré olvidarlo y tú, tampoco.
Igual a los dioses me parece el hombre dichoso que te abraza
y te oye en silencio con tu voz de plata y tu sonrisa risueña…
Cuán cara y hermosa era la vida que vivimos juntas.
Pues entonces, con guirnaldas de violetas y dulces rosas cubrías junto a mí tus rizos, ondeantes.
Y con abundantes aromas preciosos y exquisitos ungías tu piel fresca y joven en mi regazo y no había colina ni arroyo ni lugar sagrado que no visitáramos danzando…
Le invito a una publicación de mi blog en la que recopilo testimonios grecorromanos sobre Safo y su arte homoerótico amatorio:
https://www.revolucionespiritual.com/2018/09/15/testimonios-del-mundo-grecorromano-sobre-safo-y-su-arte-amatorio/
Los testimonios de personajes griegos y romanos, como es el caso de Platón u Ovidio, nos ayudan a develar el misterio en torno a la figura de Safo, así como sus mismos poemas (o los fragmentos que restan de ellos). Ir directo a las fuentes primarias es esencial. En ellas queda corroborado claramente su carácter lésbico.
También tengo un apartado de literatura homoerotica:
https://www.revolucionespiritual.com/homoerotismo/