La heroína del póker: Vanessa Selbst

No es fácil que una mujer pueda hacerse un hueco en un ambiente considerado, desde siempre, como masculino. Por eso el caso de Vanessa Selbst  es tan especial: no solo lo ha conseguido sino que se ha convertido en uno de sus máximos representantes. Vanessa Selbst es la mejor jugadora de póker del mundo y ha llegado a ser uno de los privilegiados en alcanzar el número uno del GPI300 (Global Poker Index), un índice que muestra los mejores jugadores de póker en vivo.

Vanessa Selbst nació en Brooklyn en 1984 y su historia es la de alguien que no ha parado hasta ir consiguiendo cada uno de sus propósitos. Ahora que ya está en la historia del póker, esta neoyorkina pasó por el Instituto Tecnológico de Massachusetts, para después titularse en la Universidad de Yale en Ciencias Políticas y, más tarde, volver en 2012 para graduarse en Derecho.

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Vanessa en su graduación en Derecho en Yale

Fue precisamente en la época de la Universidad cuando empezó a jugar al póker, seguramente siguiendo el ejemplo de su madre, que consiguió pagarse los estudios de esta manera. Como de casta le viene al galgo, no es de extrañar que Vanessa haya ganado más de 11 millones de dólares compitiendo en torneos por todo el mundo, convirtiéndose en la jugadora de poker con más ganancias hasta la fecha.

En su historia de jugadora implacable está encontrarse entre los mejores de esta disciplina gracias, en parte, a los tres brazaletes que consiguió jugando la World Series of Poker (Series Mundiales de Poker), el conjunto más prestigioso de torneos de póker que se juega en Las Vegas.

2012-61-ceremonyCeremonia del Brazalete de World Series of Poker

Además, Vanessa Selbst es una de las integrantes del equipo pro de la sala de póker online más grande del mundo, PokerStars, donde están otros grandes del juego de naipes como el canadiense Daniel Negreanu o Jason Somerville, el primer jugador masculino de póker que declaró su homosexualidad abiertamente; la segunda persona en hacerlo detrás de Vanessa.

En el mundo de la competición de élite, son pocos los que se atreven a salir del armario debido a las muchas presiones que sufren o el miedo a sufrir el rechazo de sus compañeros. El póker profesional no difiere al resto de disciplinas,  pero Vanessa fue la primera que abrió camino al resto de jugadores con un sencillo gesto.

Fue en el año 2009, mientras disputaba un torneo por Norteamérica, cuando un grupo de fans fueron con pancartas a apoyarla con letreros que decía “I’m gay for Vanessa”, es decir, “Soy gay por Vanessa”. Ella, sin inmutarse, pidió a la organización del torneo que su novia, Miranda Foster, apareciera en las cámaras, al fin y al cabo, las mujeres del resto de jugadores siempre estaban a la vista de todos. Vanessa no solo ganó aquel campeonato, al ser la primera persona que se atrevió a abrir camino al resto de jugadores de póker, sino también,  por los 750.000 dólares que se llevó de premio.

POCKER VANESSA

En enero del 2013, Vanessa se prometió con Miranda en otro campeonato, esta vez por el Caribe. Miranda dijo sí, Vanessa consiguió el premio de un millón de dólares y, tras la boda, fueron de luna de miel a Barcelona a jugar otro torneo. La pareja vive ahora en Nueva York, ciudad natal de Vanessa, cuando no están ambas recorriendo el mundo mientras Vanessa continua con su carrera en el póker.

El éxito de Vanessa en el póker se basa en su juego agresivo, lo que significa jugar “a todo o nada” y no tener miedo a perder. Según ella, el póker es una carrera de fondo y, para ganar, hay que estar dispuesto a perder por el camino. Este pensamiento es algo que siempre ha seguido en todas las facetas de su vida.

No muchos jugadores comparten el tipo de juego de Vanessa por ser más conservadores. Por eso, la jugadora ha querido compartir con otros su forma de juego, convirtiéndose en coach de póker para aquellos que quieran aprender de ella.

Más allá del póker, Vanessa también ha querido compartir su suerte con los que no lo tienen nada fácil en su día a día. Con su fundación Venture Justice financia proyectos para la lucha de los derechos humanos y la igualdad social, además de pelear contra los abusos de poder.

Vanessa es toda una heroína y así lo demuestra en cualquiera de los aspectos de su vida en los que nos fijemos. Su vida personal y profesional está llena de su espíritu de lucha, pero, lo que más la identifica, es su necesidad de compartir todos sus logros y siempre rodeada de los suyos.

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