La asfixiante vida en el armario

El 26 de abril celebramos el Día de la Visibilidad Lésbica. Desde MíraLES siempre defendemos los valores de la libertad y visibilidad. Hoy queremos mostrar la otra realidad, la asfixiante vida dentro de un armario, muy bien expresada en la historia de vida de una de nuestras lectoras:

“Estoy en ese punto donde mi felicidad se ve empañada por un poco de tristeza, como una mancha oscura en una tela limpia y clara. Estoy ahogada por dos emociones contradictorias sobre un mismo tema. Estoy profunda y perdidamente enamorada de otra mujer, la cual también me corresponde con todo su corazón, pero por diversos motivos nuestras familias no pueden saberlo.

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Cuando nos ocurre algo malo en nuestras vidas, recurrimos a nuestros amigos y familiares, si es algo bueno, lo hacemos con mayor razón; queremos compartir la dicha y que sean felices por y con nosotros. Es difícil separar estos sentimientos que luego de más de dos años de relación, parece que se han unido en uno solo. La felicidad de encontrar el amor y el dolor junto con la frustración de no poder compartirlo con quienes amamos.

Somos mujeres jóvenes, ella tiene 23 y yo 21 años, nos conocimos hace años atrás y la vida volvió a juntarnos el 2012, ella ha sido mi primera novia, yo también lo fui para ella. Es gracioso recordar cómo nos hicimos amigas: pertenecíamos a un grupo de gente que disfrutaba del manga y anime, yo tenía 15 años y jamás pensé que algún día ella y yo seriamos pareja. Bueno, nunca pensé que yo me enamoraría de una chica en primer lugar. Durante toda la secundaria salí con un chico de mi clase y cuando llegamos a la universidad, terminamos; en ese período volvimos a reencontrarnos ella y yo; al poco tiempo caí rendida a sus pies, completamente abrumada por todos estos sentimientos que nunca había experimentado. Todo gracias a un mensaje de Facebook.

Por mucho tiempo creí que no le gustaba, intentaba acercarme a ella pero en esos instantes ella se alejaba más de mi. Justo en ese tiempo mi antiguo ex volvió para pedir otra oportunidad y me quedé sin saber qué hacer. Sabia por experiencia que la relación con él seguiría siendo mala y enfermiza como siempre lo fue, pero ella me mostraba su interés y luego desaparecía cuando le correspondía. Luego de unas semanas ella se me declaró pero no pude corresponderle. No fue porque no quisiera, sino que aún me sentía confundida al respecto y no sería capaz de utilizarla como “un clavo saca otro clavo”. Sólo cuando saqué a mi ex de mi sistema le dije que sí, y las cosas han sido maravillosas desde entonces.

En ese tiempo entendí algunas de sus acciones. Yo antes estaba pasando por un mal momento y tenía unas actitudes que el día de hoy ya desaparecieron, como esconderme detrás de mi largo cabello, pues ella, cual ángel, quitaba los mechones de mi rostro y me miraba con una dulzura que yo no podía identificar en ese momento. Como aún tenía curiosidad de por qué ella escapaba del amor que antes le daba, me confesó que ella creía que yo volvería a mi antigua relación, me explicó que yo ya le gustaba y si regresaba con él, ella quería evitarse sufrir más de lo necesario y por eso guardaba distancia.

Ella es lo mejor de mi vida, es el amor, la mejor amiga, la familia, la terapeuta, la que besa mis manos cuando me lastimo sin querer. Quisiera gritar al mundo lo mucho que la amo y que todos supieran que esta alegría es capaz de curar mi alma de cualquier dolor, pero la realidad me abofetea cuando me veo obligada a esconder nuestras fotografías dentro de mi bolso, el único lugar seguro de mi casa.

Después de todo este tiempo mentir se ha vuelto algo natural, necesario e incluso normal. En un inicio me sentía terriblemente culpable, pero ahora es el único modo que tenemos para sobrevivir. Empezaron como cosas pequeñas, “Me quedaré un rato más en la universidad”, “Hoy iré a ver ropa”, y cuando descubrimos que aun así levantábamos sospechas tuvimos que sustituir nuestros nombres e inventar unos nuevos, “Hoy saldré con Ximera/Javiera/Consuelo” para que mi familia viera que tenía más “amigas” aparte de ella. El día de hoy hasta nuestros horarios de universidad son falsos, añadimos o quitamos horas para poder vernos sin que nos pregunten qué hacemos hasta tan tarde algunos días, si alguien pregunta por mi situación sentimental la frase ya está ensayada: “Estoy estudiando, el amor llegará después”.

Uno de sus regalos está bajo la cama, otro dentro del escritorio, arriba de la repisa, detrás de un mueble… Es un mundo dentro de otro mundo, me duele el corazón, porque nuestro amor vive censurado.

Las cartas que le escribo parecen anónimas, hasta mi nombre desaparece para darnos un poco de tranquilidad. Me asfixia el no poder liberar estas palabras, el no poder proclamarla como la razón de mis sonrisas, mis sueños más hermosos y mi esperanza en el futuro. Nuestro futuro.

Tengo un pie dentro del armario y otro afuera. Compartimos una gran cantidad de amigas que saben de nuestra relación, varias de ellas también están como nosotras, no estamos solas en este camino. Aún no sé si es un consuelo, quiero vernos a todas libres y dichosas de amar y ser amadas, seguras, sin miedo a represalias, a burlas, estigmas.

Mi madre lo sabe, al poco tiempo se lo dije pensando que ella creería que yo bromeaba, pero me dejó sin palabras cuando me respondió “No me sorprende”, a mi hermano también se lo conté, creí que se desmayaría por la cara que puso, pero fue muy comprensivo y se preocupa por nosotras. Una de las personas más importantes de mi vida no puede saberlo, al menos no aún. Es mi abuela. Ella me crió, es una ancianita ya muy mayor, su visión del tema es cerrado, como el de casi toda la gente de su generación. Tengo miedo de decepcionarla, enojarla, entristecerla o hacerle sentir culpable de algo. Sé que ella culparía a mi madre por esto, y no sé si podría con la culpa que eso me provocaría. La única vez que me arrepentí de haberlo mencionado fue estando de visita donde un tío. El tema salió a flote, no recuerdo lo que pasó exactamente, he olvidado las cosas que sucedieron, las palabras o las miradas de ese momento, pero me invadió una pena tan inmensa que lloré toda la noche.

Pero soy afortunada porque luego de este tiempo él me acepta, e incluso la conoce y también nos cuida. Como nadie perteneciente a la familia de mi novia lo sabe, yo pensé que ella no resistiría mucho tiempo en esta relación sin el sostén de alguien más, pero me ha demostrado lo fuerte que es, porque no se ha rendido en ninguna ocasión y mi querida madre tomó un rol muy significativo para nosotras, ya que considera a mi pareja como su otra hija, apoyándonos y queriéndonos por cómo somos.

Vivo angustiada por ella, su familia tiene una visión severa sobre la homosexualidad, si llegaran a descubrirnos, temo por su seguridad. A pesar de los riesgos, insistimos en andar de la mano por la calle o demostrarnos cariño en público. No sé qué pensará ella de esto, pero yo siento que es necesario, que la visibilidad me reafirma, que no sólo somos las “mejores amigas” que todo el mundo cree, sino que somos como la pareja que comparte el helado en una cafetería o la pareja que pasea abrazada. Porque no me importa que la gente en la calle me mire y me juzgue, quizás alguna chica que nos vea se atreva a demostrar su amor también.

Por nuestra situación debemos seguir mintiendo, posiblemente por unos años cuatro años más, que es cuando yo estaría terminando mi carrera universitaria y podremos ser independientes. Es un camino largo, de vez en cuando la culpa regresa a mí por mentir tanto, los secretos pesan. ¿Pero qué puedo hacer? Si este es el único camino estoy dispuesta a continuar hasta el final, porque ella vale la pena cualquier sacrificio.

Espero que pronto pueda colgar estas fotografías donde yo quiera, decorar mi espacio con sus regalos, llevarla a una cena familiar de la mano y presentarla como la mujer que revolucionó mi vida y que llegó para quedarse, porque estoy orgullosa de ella y de mí, cada paso que damos nos acerca más a ese futuro que anhelamos, en donde no tendremos que escondernos nunca más”.

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5 comentarios en “La asfixiante vida en el armario”

  1. Hola, escribo sólo para contarte cómo es mi situación que, en parte, se parece a la tuya.
    Estoy en una relación hace casi ya cinco meses con una chica que conocí por unas amigas. Estoy muy enamorada de ella, la quiero, la amo, la extraño en cada momento, la pienso y sueño.
    Empezamos a conocernos en diciembre del 2014, una junta con amigas y algo cotidiano. Para el año nuevo decidimos irnos en grupo a la playa a celebrar, sólo mujeres. Ella, en ese entonces, tenía una relación con su novio hace ya ocho meses y nunca había estado con una chica antes (su novio estaba en otro país por tres meses). Yo por otra parte sí, había estado anteriormente en una relación de un año y medio hace un par de años. Las cosas ese día de año nuevo fueron dándose de manera muy natural hasta que nos vimos con unas cuantas copas de más. Yo nunca tuve intención de enamorarme de ella porque sabía que era hétero y además que estaba en una relación. En fin, ese día las cosas se fueron dando para que yo notara de que ella quería “experimentar” y bueno.. la carne es débil. Con el tiempo nos fuimos conociendo, hablando de gustos y cosas en común.
    Un día me di cuenta de que ya estábamos como “en algo”, decidí invitarla a irnos juntas de vacaciones a recorrer el país mochileando y ella aceptó. En ese momento fue cuando descubrimos que queríamos estar juntas y fue más que un simple experimento, se empezó a dar cuenta de que le gustaba estar conmigo. Todo hacia adelante fue genial, éramos como una pareja común y corriente de vacaciones.
    Nos fuimos acostumbrando una a la otra y llegó el momento en donde nos dimos cuenta de que estábamos enamoradas. Todo fue muy rápido e intenso hasta que llegó el día en el que su novio volvía a casa.
    Para resumir puedo decir que, nos quedamos juntas y juntas seguimos.
    Su familia es poco abierta al tema y no saben nada sobre nosotras aun que lo sospechan y ella sufre mucho. No me gusta que ella esté así, me hace mal verla sufrir por mentir en su casa y que se haya vuelto cotidiano. No quiero que ella se apresure en decir algo porque puede que más adelante no sigamos juntas y ella vuelva a su vida anterior. ¿Qué podemos hacer? Por el momento mentir es lo único. Vivimos encerradas en lo nuestro, sólo ella y yo y nuestras amigas pero igual para ella es difícil. Al leer esto hicimos la relación entre realidades y lo único que podemos decir es que todo pasará! Saludos y éxito.

  2. Es absurdo y dañino que una persona tenga que ocultarse a si misma.
    Es facil decir y dificil de hacer pero nadie deberia ocultar sus verdaderos sentimientos por miedo al rechazo porque quien te quiere, pasara disgusto pero te seguira queriendo y quien no te quiere, tarde o temprano también te lo demostrara por cualquier otro motivo.
    Anularse uno mismo, en el sentido que sea, pasa una factura muy cara y en mi opinion, hay que saber escoger. Si estas con alguien que no se siente capaz de enfrentarse a los prejuicios por estar contigo, quizas no sea la persona que debe acompañarte en tu camino, por muy doloroso que nos resulte admitirlo. Quizas haya amor y cariño pero se tenga que quedar en una amistad. Y no es abandonar, ni dejar tirada ni amar menos, es comprender la importancia de respetarse uno mismo y vivir de forma consecuente y en esa forma de Vida, no todo el mundo puede acompañarnos.
    Un abrazo

  3. Creo que ha muchas nos ha tocado pasar por esta situación, tener que ocultar nuestros sentimientos por el hecho de que nuestra familia no acepta una relación entre personas del mismo sexo. En mi caso igual solamente mis amigas/os saben de mi relación, he intentado decirle a mi mamá pero el miedo puede mas; mi hermana sospecha y siempre hace algún comentario de mal gusto de manera ”indirecta” (obviamente es para mí), y eso me afecta demasiado, ya no hablo con ella como lo solíamos hacer.
    Saludos!!

    1. Muchas gracias por tus palabras, me da mucha tristeza de que tu hermana notando la situación actúe de aquella forma tan desagradable, espero que con el tiempo las cosas mejoren para ti, que seas feliz y que su relación vuelva a renacer. Nunca hay un momento específico para decidir cual es el mejor momento para salir del armario, si por ahora esto funciona para ti, no te apresures y tómalo con calma.

      Muchos cariños para ti!

  4. María José D..Lucas

    Leyendo vuestra historia me parece que veo parte de mi novela, Fresas en almíbae, hecha real. Cualquiera podría decir que me inspirasteis aunque ni os conozco. Me gustaría que la leyeràis y os tocará el corazón. Si así es de mi parte va. Suerte, chicas y un saludo de la autora María José D. Lucas

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