La fútbolista más famosa se pasa al mundo televisivo
Se acaban de alienar los astros y, en este momento, dos de las grandes sensaciones lésbicas del momento se han unido. Megan Rapinoe (mejor jugadora de fútbol del momento) y The L word: Generation Q juntas en el mismo universo: el de Showtime.
Suponemos que estáis al día con los capítulos, si no mal muy mal, y que esperáis con ansia a que llegue cada lunes. Aunque quizá seáis de esas que esperan a que estén todos online para verlos del tirón. Bueno, si eres de las primeras ya sabrás de qué te estoy hablando. Si eres de las segundas, agárrate que viene un spoiler.
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A riesgo de que me quiten la tarjeta de lesbiana, admito que no sabía cómo pronunciar el apellido de Megan Rapinoe hasta que Alice Pieszecki y el elenco de ‘The L Word: Generation Q‘ lo dijeron como mil veces en el episodio del 22 de diciembre (el número 3).
Al igual que el The L Word original presentaba cameos icónicos de celebridades como Tegan y Sara, Peaches, Sandra Bernhard e incluso Snoop Dogg, la Generación Q está subiendo la apuesta al traer algunos ídolos lésbicos del momento, y Megan Rapinoe se lleva la palma en esa categoría.
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Megan aparece como invitada estrella del programa de Alice y durante la entrevista hablan acerca de viajes, historias de vestuarios sexys, de orientación sexual y salir del armario y de cómo Megan delató a su gemela Rachael (que también es lesbiana).
El programa de entrevistas de Alice se basa en tomar una taza de café con las personas que entrevista (Megan toma un americano con un poco de leche de almendras y sin azúcar) y, la locutora de radio convertida en personalidad de la televisión, no duda en preguntarle sobre su sexualidad y cómo lo vivió, lo que nos hace conocer un poco más a esta mujer que se ha convertido en ídolo de masas (y no solo lésbico).
“Bueno, no me di cuenta de que era gay”, comienza la campeona de fútbol, ”lo que, mirando hacia atrás, es un gran shock. Realmente no lo descubrí hasta la universidad”. Megan continúa explicando que proviene de “una especie de pequeña ciudad” en un área conservadora, donde ser gay no se le presentó como una opción cuando crecía.
Como es el caso de muchos jóvenes LGTBI, Megan finalmente fue capaz de desplegar sus alas cuando llegó a la Universidad de Portland. “Rápidamente descubrí que era gay”, concluye.
Y hablando de su hermana, Rachael y Megan no solo asistieron a la universidad y disfrutaron juntas de exitosas carreras de fútbol, sino que ambas salieron del armario al mismo tiempo. O más bien, Megan le hizo el favor a Rachael de sacarla por ella delante de sus padres.
“Bueno, salí primero”, le dice Megan a Alice, “le dije a mi madre, y Rachael no estaba allí, pero luego también le conté a mi madre sobre Rachael”. “Bueno, no quería que ella asumiera la responsabilidad”.
Os dejamos un recorte del tercer capítulo para que podáis ver la interesante conversación entre nuestra querida Alice y esta muchacha que, no os voy a mentir, a mí me tiene robado el corazón por haberse convertido en un referente lésbico tan potente a nivel mundial; demostrando así que no solo salir del armario no te va a traer nada negativo (no en todos los casos oiga) sino que puede darte mucho positivo.
