Sin duda alguna, si preguntamos por la lesbiana más famosa que ha pasado a la historia (y seguirá pasando), por el mero hecho de su orientación sexual, diremos al unísono “Safo”. Fijaros hasta qué punto ha sido importante esta figura de la literatura clásica que la palabra para definir a las mujeres que aman o que se sienten atraídas por otras mujeres es “lesbiana”. Ahora bien, ¿de dónde procede esta palabra? Pues procede de Lesbos, una isla cercana a Grecia, en Asia Menor, donde nuestro personaje de hoy pasó casi toda su vida y este es el motivo por el que se la conoce como Safo de Lesbos. Aunque si del lugar en el que residió ha surgido la palabra “lesbiana” su nombre no iba a ser menos. Safo da origen a “safismo” o “sáfico”, que no deja de ser otro sinónimo.
Hay poca información acerca de la mujer en esta época y lo que sabemos es gracias a obras como la Illiada o la Odisea, donde describen el día a día de la sociedad griega dejando patente cuál es el rol que asumen las mujeres dentro de la sociedad y de la familia.
Lo que sí se afirma de manera más categórica es el tema de la “homosexualidad masculina”. Los griegos veían el sexo como un origen infinito de placer y profundizaron mucho en las artes y variaciones posibles que el sexo les ofrecía. Se sabía, por ejemplo, que hombres de la talla de Heródoto, Jenofonte, Platón, entre otros, eran homosexuales. Hay muchos más casos acerca de la homosexualidad masculina dentro de la milicia, del mundo de las letras e incluso se habla de pederastia.
Pero… ¿de homosexualidad femenina? Pues bien, esta nace y muere en la persona de Safo. No se volvió a saber nada más, nadie escribió hasta muchos siglos después nada relativo a las mujeres. Quizá sea este uno de los motivos por los que ha sido un personaje tan famoso a lo largo de la historia, porque quitando su nombre y su orientación sexual, ¿alguien sabe algo más de esta gran mujer?
Pero Safo no mantenía relaciones con todas. Al parecer había una que la había enamorado, a la que le dedicaba la mayoría de los versos, con quien tenía largas conversaciones y a la que le enseñaba todo lo que sabía sobre el amor. A esta joven, Atthis, le dedica un doloroso poema, El adiós a Atthis, cuando sus padres las separan por motivo de la boda de la joven. Se saben muchos más nombres de jóvenes alumnas que, según los poemas, tuvieron relaciones con Safo: Anágora, Eunica, Gongila, Erinna…
Es vox populi que la poetisa amó tanto a hombres como a mujeres, lo cual es algo que en la antigua Grecia era tolerado y aceptado. Su amante masculino más conocido y mencionado en sus escritos es Alceo. Cabe destacar que se casó con un hombre mayor que ella, enviudando poco después.
Lo que sabemos de su vida, lo sabemos por sus obras, las cuales hablan sólo sobre su estrecho círculo social, que se reducía a su familia y a su academia. Sus poemas se recitaban ya en el siglo V a.C en Atenas. En los pocos versos que han llegado hasta nuestros días, canta su amor por las mujeres sin tabúes, sin dobles intenciones.
Tras su muerte, se llegaron a acuñar monedas y erigir estatuas con su rostro, como la que se encuentra en Mitilene. También aparece en varios cuadros: La cama de Safo ; Safo y Alceo ; Safo y Faón ; Safo y Erinne ….
Por una gran mujer, por una gran poetisa, por una gran amante de las mujeres, de la belleza y de las letras. Por Safo.
“Se han puesto ya la luna y las pléyades. Es media noche. Pasa el tiempo. Y yo sigo durmiendo sola…”
Noelia.. qué boniiiito. 🙂 🙂
Por cierto que hablando de Safo, la razón por la que se ha difundido tanto su figura a pesar de los escasos fragmentos que quedan de su obra, es porque la propia Safo se convirtió en un mito para las generaciones posteriores. Si hubiesen pensado en ella como una mujer real y no como un ser un poco mitificado y legendario, griegos tardíos y romanos no le hubieran dado tanta proyección. Sobre todo a partir del Renacimiento, Safo es una historia más para contar, para fabular, mucho menos que un personaje real y, en ese sentido, tiene más que ver casi con Ganímedes (mito) que con Homero (escritor de carne y hueso). De hecho, hay numerosos autores del siglo XIX que escriben “poemas de Safo” imitando o bien el contenido y estilo literario o el principio métrico de los versos de su poesía.
Otra reflexión: el cuadro de Solomon que utilizáis como ilustración de este artículo ha estado expuesto en Rusia hace unos meses. Resulta un tanto escalofriante pensar en lo que les puede pasar a dos lesbianas por la calle mientras este cuadro disfruta del abrigo y de la contemplación de todos los rusos y turistas bien protegido en un museo.. 🙁
http://www.mirales.es/cultura_entretenimiento/las-griegas-ninfas-con-sexo-y-poesia/ 🙂
vete tranquila. Sabes, debes saber que siempre estaré contigo… El adiós a Atthis… Precioso 🙂
El poema de Safo a Cleis es hermoso.. Vale la pena leer
He descubierto a mi maestra(?)
[…] ‘Las lesbianas’, que hacía referencia a Lesbos, lugar donde residía la poetisa griega Safo (cuentan que dicha poetisa tenía un internado donde enseñaba a jóvenes nobles y que, además, […]
Encantador artículo. Le invito a una publicación de mi blog en la que recopilo testimonios grecorromanos sobre Safo y su arte homoerótico amatorio:
https://www.revolucionespiritual.com/2018/09/15/testimonios-del-mundo-grecorromano-sobre-safo-y-su-arte-amatorio/
Los testimonios de personajes griegos y romanos, como es el caso de Platón u Ovidio, nos ayudan a develar el misterio en torno a la figura de Safo, así como sus mismos poemas (o los fragmentos que restan de ellos). Ir directo a las fuentes primarias es esencial. En ellas queda corroborado claramente su carácter lésbico.