Georgia Carr y Susan MacFarlane son todo un ejemplo de tesón, de amor, de constancia y de ilusión.
Llevan juntas desde 1974 cuando teniendo novio ambas se enamoraron. Se dieron su primer beso y fueron conscientes de que lo que estaban sintiendo no volverían a sentirlo con nadie más. No sabían cómo se llamaba lo que les pasaba pero sabían que estaban haciendo lo correcto.
‘Nunca olvidaré ese primer beso, fue como si estuviéramos envueltas en él, fue increíble’.
Sin embargo, la presión social hizo mella en ellas y decidieron separarse un tiempo puesto que se supone que una mujer tiene que ser madre y, por supuesto, ellas no podrían serlo cuando, además, ser homosexual era ilegal en la Australia de los 70.
“Crecí toda mi vida pensando que me casaría y tendría hijos, porque eso es lo que hicieron las mujeres”, dijo Georgia. “Pero después de unos meses pensé ‘por qué iba a renunciar al mayor amor del mundo por algo que tal vez no me diese la felicidad’“.
Pero, afortunadamente, fueron conscientes de qué habían encontrado la una en la otra y eligieron el amor frente a la comodidad de una vida heterosexual. Aun así, les llevó años ser completamente honestas consigo mismas y darse cuenta de que eran lesbianas y que ese era el estilo de vida que vivirían.
“Al decir que el amor que compartíamos era tan profundo pudimos ignorar cualquier cosa negativa que las personas pudieran pensar de nosotras”. Y llegado el momento lo contaron a sus familias, amigas desde su infancia, sin saber bien qué respuesta se iban a encontrar. Pero para su sorpresa, ambas familias quedaron encantadas de la noticia al saber que las dos serían felices juntas.
“Siempre supuse que mi madre lo sabía, porque cada vez que íbamos a su casa para quedarnos ella hacía la cama doble para que la compartiéramos”, dice Georgia.
“Le dije: mamá, probablemente ya lo sepas, pero Susan y yo somos pareja. Ella dijo ‘¿Cómo se suponía que iba a saber eso? Nunca me dijiste nada’.
“Amo a Susan y sé que tu vida será bastante difícil por eso, sé que serás juzgada y no quiero eso, pero os quiero a las dos y quiero que seas feliz”.
Esta bonita pareja decidió estar juntas toda la vida, nunca dejar de tener cosas que contarse y celebrar cada uno de sus aniversarios como si fuese el primero. Entre sus secretos para el éxito está tener tiempo para ellas.
Con el Sí australiano estas dos mujeres van a poder legalizar su matrimonio (se casaron en su décimo aniversario en una ceremonia íntima y con ninguna validez legal). Lo tienen ya todo planeado. Será en su casa, que tiene unas preciosas vistas al mar y confían en que pueda ser el 6 de enero que celebrarán su 44 aniversario. Solo falta que la Ley entre en vigor para cumplir su sueño de tener los mismos derechos que cualquier matrimonio.