La directora de “Rara” ha acudido estos días al Zinegoak de Bilbao
Pepa San Martín (Chile, 1974) ha aparecido en Bilbao con un pañuelo verde anudado al cuello, en reivindicación del derecho al aborto en Chile y Argentina. «El aborto en mi país es ilegal y mueren muchas mujeres. Además, hay muchos niños que nacen sin ser deseados», explica. Y lanza una pregunta al aire: «¿No encuentran ilógico que no tengamos ley del aborto? Los políticos creen que no se aborta, porque es ilegal. Chile despertó, los políticos todavía no. Y las mujeres despertamos mucho antes».
Zinegoak, el festival de cine gay-lesbo-trans de Bilbao, entrega esta noche a la directora su Premio Honorífico en la gala de inauguración de su 17 edición en el teatro Arriaga. San Martín trabajó como ayudante de dirección en una treintena de largometrajes antes de dirigir dos cortometrajes protagonizados por mujeres lesbianas. Su primer largo, ‘Rara’ (2016), ya estrenado en salas españolas y disponible en la plataforma Filmin, recibió excelentes críticas y obtuvo el Premio Horizontes Latinos del festival de San Sebastián.
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No es una casualidad, apunta, que rodara su primera película con 40 años. «Lo más difícil de todo el proceso feminista es darme cuenta de lo que me ha costado ser directora, el doble que a mis compañeros. Yo creo que he sido más discriminada por mujer que por lesbiana», apunta. «Hacer cine en Latinoamérica para nosotras es muy difícil, ha sido un espacio tradicionalmente masculino. De hecho, todavía casi no hay directoras de fotografía». Profesora universitaria, San Martín contempla en sus alumnas la falta de prejuicios a la hora de agarrar una cámara y ocupar lugares tradicionalmente reservados a los hombres. «Las nuevas generaciones vienen increíblemente potentes. Hay quien dice que son pasotas, pero los cambios en Chile se los debemos a los jóvenes».
‘Rara’ se inspiraba en el caso real de Karen Atala, una jueza chilena que perdió la custodia de sus hijas cuando se fue a vivir con una mujer. Toda la historia se contemplaba desde el punto de vista de una de las niñas. ‘Rara’ era cine militante pero de una manera sutil, alejándose del panfleto a toda costa. «Yo quería llegar a los no convencidos», admite su autora. «’Rara’ fue la primera película en Chile que hablaba de los derechos LGTB para un público familiar, sin límite de edad».

San Martín cuenta que cuando veía películas de niña modificaba los personajes heterosexuales para verse reflejada en ellos. Cuando logró dirigir se empeñó en que un espectador heterosexual pudiera identificarse con un personaje gay. «Las emociones no tienen género, yo no tengo tristeza gay… Por eso elegí una niña de catorce años como protagonista de ‘Rara’, para demostrar que no nacemos con los prejuicios, sino que los adquirimos». Esa estrategia provocó que algunos críticos tacharan la cinta de liviana, pero la cineasta prefiere ir «de lobo con piel de oveja» y poner sobre el tapete temas que habitualmente dan pudor.
«Hago cine porque me dan miedo las armas, si no tendría una en mi poder», asegura. «Hemos avanzado mucho en los derechos LGTB, pero todavía nos queda un largo camino. En Chile acaban de matar a un chico trans, llevamos catorce en el último año. Que paren de matarnos, que llegue el día en que podamos andar tranquilos por las calles. Porque la masculinidad no es propiedad de los hombres, las mujeres también podemos ser masculinas».
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El país andino da mañana el pistoletazo de salida a la campaña para el plebiscito constitucional del 26 de abril, una contienda que los expertos auguran crispada y que es la más importante desde la que en 1988 puso fin a la dictadura militar. «Chile está renaciendo, dejando atrás una constitución de los tiempos de Pinochet. Los cineastas chilenos estamos haciendo todos campaña política de una manera u otra», apunta. «Las calles son difíciles, sobre todo por la noche. Esperemos que esa violencia empiece a parar, tenemos ya 32 muertos. Esta revolución no es de derechas ni de izquierdas, es un cambio que vamos a hacer todos los chilenos exigiendo dignidad. Y no vamos a parar hasta que de la dignidad se haga costumbre».
La campaña electoral le pillará a Pepa San Martín en el rodaje de su segundo largo, ‘La felicidad’, la historia de una mujer de 65 años a la que descubren una enfermedad degenerativa y que decide gastar su energía y ahorros en cumplir un sueño: cruzar a nado las gélidas aguas del canal de Beagle al sur de Chile. Paulina García y Mercedes Morán, «las dos actrices más potentes de Latinoamérica trabajando por primera vez juntas», protagonizan una cinta que se interroga sobre cuestiones como la muerte y la felicidad.
«Perdí a mi madre y empecé a preguntarme sobre la muerte. Y en cuanto a la felicidad, creo que es la libertad: en la medida en que somos libres somos felices», reflexiona. Para San Martín, su opinión política está en la historia que quiere contar. «Hablamos mucho de feminismo, pero hay muy pocos guiones con personajes de mujeres destinados a un público femenino. Invito a los cineastas a tener consciencia de que hay que cambiar las historias y los personajes. Es un cambio a nivel mundial».