Capítulo 7
Me di una ducha rápida y me arreglé, aunque pasé de maquillarme y elegí ropa cómoda: unos tejanos y una camiseta ajustada. Después de terminar de preparar la cena, aguardé con paciencia mientras esperaba que sonara el timbre. Noté cómo mis latidos se volvían más rápidos y tomé una respiración profunda antes de abrir la puerta.
Ver a Lady Amanda con un vestido rosa pálido a la altura de la rodilla me hizo soltar una risita. Me parecía extraño que no llevara un corsé o un batín elegante, ni siquiera los tacones de aguja. Se había conformado con unas sandalias de cuña y llevaba el pelo lleno de tirabuzones. ¿Significaba aquello que se había arreglado para la ocasión?
Cuando le había propuesto que viniera a cenar a casa habíamos acordado que sería fuera de las horas que dedicábamos a mi entrenamiento, de manera que se trataba de un encuentro informal lejos de cintas para atar y cualquier otro juguete del mismo estilo.
—Adelante —dije e hice un gesto para que entrara.
Se acercó a mí esbozando una sonrisa y me besó la mejilla.
***
—Así que trabajas en casa…
—Soy autónoma. Escribo para algunas revistas de forma puntual —expliqué—. ¿Tú a qué te dedicas?
—Soy la dueña del local. Tengo personal suficiente, así que no tengo mucho que hacer y paso casi todo el tiempo en mi habitación, donde siempre quedamos —dijo antes de darle un sorbo a su copa de vino.
Me había imaginado que tenía ciertas influencias en la cafetería fetichista, pero no se me había ocurrido que ella misma fuera la jefa del lugar. Supuse que, en ese caso, tendría bastante dinero.
—Oye, Noe, ¿cómo llegaste allí? Una chica vainilla como tú que desconoce por completo el BDSM…
—Estoy escribiendo un reportaje sobre el BDSM, aunque no sabía nada sobre ello. Encontré información en internet sobre la cafetería y decidí acercarme —expliqué, sin esforzarme en ocultar que mi interés por el BDSM venía por mi trabajo.
—Eso explica tantas cosas…
Se acomodó mejor en el sofá para quedar de lado, me imaginé que para verme mejor.
—¿Qué cosas?
—No estabas preparada, hasta ayer no sabías qué estabas haciendo. No veías lo que comportaban tus acciones, porque antes de entrar en mi cuarto por primera vez no sabías a qué podías enfrentarte —Se mordió el labio durante unos segundos y prosiguió—. Por lo general, cuando hay una chica nueva en la cafetería es porque le ha dado muchas vueltas al asunto y tiene claro que quiere probar algo diferente.
Asentí.
—Y luego estaba yo, que no tenía claro nada —Bebí de mi copa y fruncí el ceño—. ¿Cómo descubriste mi número de móvil? No recuerdo habértelo dado…
Lady Amanda se rió y acortó la distancia entre nosotras. Yo observaba sus movimientos de soslayo, intentando interpretar cada uno de ellos.
—Cuando te desmayaste busqué tu móvil para avisar a alguien, pero luego me di cuenta de que sería mejor que te quedaras allí antes que llamar a un tal “papito” con un corazón.
Noté cómo mis mejillas se encendían y traté de cubrirlas con mis manos.
—¡Es un nombre cariñoso! —me defendí.
—Desde luego… Pero bueno, hice una llamada perdida a mi móvil por si huías cuando recuperaras la consciencia. No me pareciste el tipo de chica a la que se deja ir.
Su explicación me sorprendió, me dejó sin palabras. Era la primera vez que se sinceraba y no estaba acostumbrada a conocerla de ese modo, casi tan vulnerable como yo cuando me tenía en sus manos. Ladeé la cabeza y me encontré con su mirada. Sentí cómo mi corazón se aceleraba, tanto como la primera vez que la había visto. Volví a sentir ese vuelco en el estómago y cómo mi respiración se volvía más pesada.
Sus movimientos fueron bastante lentos y cuidadosos, pero yo no fui capaz de reaccionar. Puso una pierna por encima de las mías, pasó por encima y quedó sentada a horcajadas sobre mi regazo. Aquello era justo lo que llevaba tanto tiempo deseando, pero a la vez lo que menos esperaba.
Cuando noté que me faltaba el aire, me aparté tan sólo unos centímetros y suspiré contra sus labios. Ella aprovechó para morderme el labio inferior, jugando con él mientras yo recuperaba el aliento. Unos instantes después era yo la que reclamaba un nuevo beso y luchaba con mi lengua para hacerme con el control.
Thais Duthie
Hola, me parece bien, que ud. tome jueves “sabáticos”. Que fomente la gula y el deseo. Lo que no comparto es: “la falta de aviso”. Llego al jueves, expectante de sumergirme en el placer de la lectura, y… me encuentro “sin ná”. No le perdono a Ud. Lleva dos faltas. Salvo … que acepte dirigir mi ignorancia y candidez, sobre BDSM. Soy “nueva”, con ganas de aprender (tal cual, la protagonista) y encontrar a “alguien” entendid@: es dificil. Suelo creer, que cuando se escribe sobre un tema, es porque se lo conoce. Yo, por ejemplo me conozco. Soy simpática, Inteligente. Versatil. Anacrónica, y .. no tengo abuela !!! Me adopta?. Somos: yo y mis circunstancias. Ah… y tengo nombre de flor: Mayo.
Gracias, por la lectura.
Buenos días:
Cuándo sale cada capítulo es algo que decide la dirección. Como escritora, no me tomo jueves sabáticos ni falto en mi tarea, precisamente intento, aunque la inspiración no me siga, tener listo algo nuevo para cada semana. En el caso de que quieras alguna “falta de aviso”, puedes seguirme en las redes sociales, allí informo de cuándo saldrá la próxima entrega.
¡Saludos!