Hace pocos días llegó a mis manos este anuncio de 1973. Aún sigo sin saber cómo sentirme al respecto del mismo. Me indigno por la insinuación de que las mujeres olemos mal y tenemos que oler siempre a florecillas del bosque para no aturdir el “delicadísimo” olfato masculino, o me dejo llevar por la risa incontrolable que me provoca esta imagen.
Situémonos: España, 1973. Últimos coletazos del franquismo, el divorcio sigue siendo tema tabú, Mocedades queda segunda en Eurovisión con “Eres tu”, y sigue habiendo censura. Vale, aquí es donde yo no puedo dejar de reír y mataría por conocer al publicista. Esta persona, fuera quién fuera, consiguió pasar esta imagen a través de sus jefes, a través de la empresa que los contrató y, finalmente, a través de una revista conservadora importantísima de gran tirada nacional. ¿Cómo lo defendería? ¿Tuvo que defender su anuncio o las lesbianas eran tan invisibles que a nadie se le pasó por la cabeza que esta imagen podía tener otras interpretaciones?
Quiero imaginar que lo diseñó una mujer, inteligente y con gran sentido del humor. Y no puedo dejar de imaginar que un tiempo después, tumbada en su sofá en brazos de su mujer, ambas rieron a carcajada limpia de su venganza… empezaba la visibilización de las lesbianas, pero el resto aún no se había dado cuenta…
Por Zoe Riudavets
Hola, curioso el artículo. La fotografía se inspira en una tomada por el fotógrafo francés Lartige en os años 20
http://blog.causticamagazine.com/wp-content/uploads/2011/10/6202730627_02343ea620_b.jpg
Por si interesa, aquí os dejo un interesantísimo blog sobre Lartigue nutrido con sus vitalistas fotografías http://blog.causticamagazine.com/?p=2497