Crecer en una secta dirigida por un grupo poliamoroso no ayudó a la cantautora Katey Brooks
Katey Brooks es cantautora y fue un pequeño lugar de micro abierto el que la vio dar sus primeros pasitos en la música. Pero es que, además, es lesbiana, canta a las mujeres que aman a otras mujeres y haberlo hecho tan valientemente tiene su mérito.
Para bien o para mal, es difícil imaginar que una compositora con una experiencia profunda en la vida no la derrame sobre sus letras. La problemática infancia de Katey, criada en un culto religioso (más bien una secta), su enfermedad en sus veinte y la devastadora pérdida de su madre y su mejor amiga no hicieron más que agudizar esa sensibilidad que ya tenía desde niña. El culto en el que se crió, que todavía existe, estaba guiado por un grupo poliamoroso que no dudó en señalar su homosexualidad y su cuestionamiento sobre su propio género y en avergonzar a su familia públicamente.
“Yo soy Cristo, tienes que adorarme como Jesús”
VER: Las cantante Mon Laferte sale del armario en un concierto y presenta a su novia
Imaginamos que vivir en una secta no es sencillo, y más aún cuando quieres pensar por ti misma y salirte de la norma. Katey no lo pudo soportar mucho tiempo y, finalmente, escapó de los 15 años cuando los líderes de la secta avergonzaron públicamente a sus padres frente a los más de mil miembros de la secta por no ajustarse a los roles de género.
Katey creció cuestionando tanto su sexualidad como su género. Sabía que no se sentía atraída por los niños, pero ser miembro de una secta hacía que fuera más difícil aceptar ser lesbiana. La vida en el culto era particularmente diferente de la vida de otros niños y esto la hacía sentir muy separada de la sociedad. El aislamiento la hizo agravar todo lo que tenía que ver con su sexualidad hasta el punto de “asustarse de sí misma”. Aún más difícil fue la intolerancia del culto hacia los miembros que se expresaron fuera de la heterosexualidad y el género binario.
VER: LP, la cantante lesbiana más influyente
“Mi madre fue señalada mientras dormía, pero me desperté para escuchar lo que decían. Le dije que cambiaría y cambié desde ese día en adelante. Estoy bien con ser mujer, me gusta ser mujer”.
Sin embargo, Katey cree que el duro trato disciplinario con el que la castigaron fue hipócrita porque el culto estaba dirigido por un grupo poliamoroso. La formación del grupo era un hombre y una mujer casados, más otro hombre y convivían todos juntos sin problema alguno aparente.
A pesar de su aparente liberalidad en lo que respecta a su relación, “solían avergonzar a gente como yo por tratar de ser quien era”.
VER: Religión y homosexualidad. ¿Posturas encontradas?
Ella dice que salir ha sido un proceso lento debido a la homofobia interiorizada que tuvo desde su infancia. La cantante compartió que tuvo miedo de su sexualidad durante mucho tiempo porque creció teniendo que reprimir su identidad y no fue hasta que dejó el culto, y desarrolló sentimientos por una mejor amiga, que se dio cuenta de que era realmente lesbiana.
VER: Esto es lo que piensa VOX de las lesbianas “lo son porque desprecian a los hombres”
Sin embargo, cuenta que confiar en su sexualidad continuó siendo un desafío y solo recientemente comenzó a usar pronombres femeninos en sus letras.
“Durante mucho tiempo, mantuve mi sexualidad privada compartiéndola solo con mi familia y amigos. Solo necesitaba dejarlo ir y eso ha sido masivamente liberador para mí”.
Pero ahora, en su álbum más reciente, Revolute, ha decidido que es mejor “ser quien soy”.