Lo han pasado tan mal, y todas las que leímos su historia lo pasamos con ellas. Jimena Rico, la joven malagueña que huía del padre egipcio de su novia, Shaza Ismail, y de la pena de muerte por su relación homosexual, ya se encuentra en Málaga, junto a su chica, sana y salva.
Es una historia de amor que parece de pelicula. Hace cuatro años Jimena se fue a vivir a Londres y comenzó a trabajar. Ahí su empresa la envió a Dubai, y en un bar conoció a la hija de un magnate que iba con escolta, Shaza Ismail.

Se enamoraron, y no fue fácil. Shaza pertenecía a una familia muy religiosa y tradicional. Shaza consigue un visado para hacer un curso en Londres y entonces la pareja puede por fin vivir su amor. Desde Londres, más segura, Shaza cuenta a su familia a través de un whatsapp que se enamoró de Jimena y tienen una relación.
Y es justo aquí cuando el padre le tiende una trampa. Le dice que acepta su relación, pero que viaje a despedirse de su madre enferma. Ellas desconfían y deciden viajar juntas. Tamara, una amiga de Jimena, asegura a los medios: “Al llegar, el padre tiene preparado el billete de vuelta a Londres para Jimena, que no quiere irse. Las retienen en casa de la familia de Shaza y Jimena nos pone un mensaje y nos lo cuenta todo. Que quieren huir”.
Huyen hasta Georgia, donde el padre de Shaza llega al aeropuerto con una abogada para que su hija no viaje, y rompe los pasaportes y las amenaza de muere.
Huyeron hasta Estambul en autobús, donde fueron arrestadas por la policía y pasaron 70 horas incomunicadas en un centro de detención de mujeres.
Cuando la familia de Jimena logró contactarla le pidieron que por favor regresara ella sola a Málaga, pero Jimena se negó rotundamente. Se quedaría con su novia aunque fuera en la cárcel. Fue tal su insistencia que logró que el cónsul de España lograra la deportación de las dos. Ya estén en casa.
Jimena ha hablado brevemente con los medios para indicar que “estamos aturdidas pero bien. No podemos ni caminar. Estamos en shock, necesitamos tiempo para recuperarnos, tenéis que entendernos. Estamos agotadas física y psicológicamente. Quiero agradecerle a la gente su colaboración; ahora quiero ver a mi madre”.
[…] Se empeñó en que no abandonaba el país sin su chica. Y su cabezonería dio resultados. A España llegaron las dos. Aquí puedes leer los detalles de su historia de amor. […]
Esta historia se parece mucho a la de la chica rusa y la canadiense que escaparon por mar en un velero.