Menstruar cada mes es renovarse, es una oportunidad para soltar lo viejo y dar paso a un nuevo ciclo. Las mujeres modernas, cada vez más desconectadas de nuestra naturaleza, no logramos vivir estos días en armonía con nuestro sangrado. Cuando una mujer menstrúa todo se ralentiza dentro de su ser, sin embargo, fuera, las cosas van demasiado deprisa. Nuestro ritmo de vida y nuestras obligaciones no nos dejan parar, entonces nos desajustamos y nos sentimos mal.
Los días de la menstruación invitan a la introspección. Es el momento del ciclo en el que las mujeres necesitamos retirarnos de las cosas cotidianas para sumergirnos en nuestro mundo interior. Es nuestra fase más intuitiva y espiritual. Lo mundano pierde importancia y nuestras energías se vuelven místicas.
Pero las mujeres de ahora no tenemos tiempo para conectar con nuestra esencia. No podemos permitirnos fluir de acuerdo a nuestros ritmos internos. Las obligaciones no pueden esperar y no entienden de menstruaciones. Así que empezamos a sentirnos cansadas, con dolor de ovarios, nuestro vientre y nuestros pechos se hinchan, pero no se nos ocurre acomodar nuestra vida a nuestro momento, no podemos, no nos dejan.
A las mujeres de ahora nos han enseñado a camuflarlo todo. Viene la sangre y apenas la vemos, enseguida sacamos el tampón. Llega el dolor y apenas lo sentimos, enseguida nos tomamos un calmante. Y así un mes tras otro. Algunas mujeres llegamos a la menopausia sin conocernos. Llega la sangre y llega lo sucio, porque así nos lo enseñaron y no queremos aprender a amar nuestra sangre, que es la sangre de la vida.
Si en lugar de ponernos el tampón nos pusiéramos un paño, podríamos experimentar cómo cambia incluso nuestro caminar. El tampón nos permite un movimiento más rápido, el paño nos hace un poquito más torpes, más lentas, en definitiva nos invita a bajar el ritmo, que es lo que todas deberíamos hacer mientras menstruamos.
Lo mismo ocurre con el calmante, nos permite seguir con nuestro ritmo de vida, porque oculta el dolor y nos deja seguir funcionando. Ya sé que muchas me diréis que estoy loca. Y recuerdo que no es una visión médica, sino que mi visión particular de cómo conectar con el cuerpo. ¿Pero y si probamos? Si no dispusiéramos de el calmante nos daríamos cuenta de que el dolor menstrual podemos aliviarlo de forma natural. A veces es suficiente con tumbarnos en un lugar tranquilo y descansar transmitiendo el calor de nuestras manos a través del vientre, específicamente sobre el área donde están ubicados los ovarios. Si el dolor es muy intenso podemos aplicar paños calientes. Tomar infusiones de hierbas naturales como la canela, manzanilla y onagra aliviarán los dolores y además ayudarán a regular el ciclo menstrual. Inhalar algunas plantas también alivia los dolores durante el ciclo menstrual, en este caso escogeremos lavanda, melisa, menta o romero. También ayuda masajear la zona de los ovarios y la zona lumbar con aceites esenciales de romero o salvia.
En cualquier caso lo ideal es bajar el ritmo; es comprender que nuestra naturaleza es cíclica, para aceptar el cansancio y la baja energía. El óvulo viejo, no fertilizado, es expulsado para dar comienzo a otro nuevo ciclo que se iniciará con energías renovadas.
Mayte Gómez González
Yo era una drogodependiente del ibuprofeno, me tomaba tres o cuatro para el dolor de regla. Hasta que ya no podía tomar porque no me hacían efecto.
Mi ex novia, una adorable hippie, me convenció de conectar con mi cuerpo, con mis emociones, con mis ciclos y la verdad es que lo llevo mucho mejor, casi no siento dolor. Es raro, pero es cierto
Yo nunca he sido de tomar muchos ibuorofenos, los reservo para cuando me siento verdaderamente enferma y tomar unos cuantos al mes por el tema regla no me convence…lo de disfrutar con el proceso de sangrar ya me parece excesivo.
Vean las fotos de Emma Arvida Bystrom sobre la menstruación…
El problema es que la vida de “alrededor” -léase trabajos etc- nos exigen lo mismo independientemente de la fase del ciclo en la que estemos. Y yo en concreto sufro mucho “efecto caverna”: no saldría y estaría reconcentrada en mi interior. Pero nada.. en cuanto cojo la bolsa para irme a trabajar, ya tengo todo el estómago, vientre y alrededores en pie de guerra.
Mi cuerpo me avisa cuando está por llegar la menstruación, me salen granos en la cara y entonces sé que debo ir comprando las toallas íntimas (o sea los paños) y cuando por fin llega casi siempre pienso que son las ganas de hacer pis. No lo vivo como la semana mas terrible del mes, como mucho chocolates con maní o con leche, que me encanta! Los primeros 2 día sangro mucho entonces me aseguro de comer carne con papas, choclo o ensalada así no ando todo el día mareada. Me gusta poner mis manos en la zona del útero y sentir como hace fuerza para expulsar ese viejo ovulo de una buena vez. Lo hago desde los 10 años (tengo 19) y me resulta divertido. Si el dolor es muy fuerte tomo un ibuprofeno, me acuesto, masejeo la zona lumbar, me quedo dormida, y al despertarme el dolor ya ha pasado y estoy con ganas de comer algo dulce y escuchar música. Lo único malo es que a veces me pongo de mal humor por nada y no quiero que me molesten ni me hablen, solo quiero estar tranquila, comiendo chocolate y escuchando música que ponga de mejor humor.
Es verdad que la regla nos protege a las mujeres y nos renueva, pero el ciclo menstrual es cada 28 días más o menos y en esos días tienes la regla, que duele, sobre todo el primer día y sangras durante tres o cinco días, desaparece el hinchazón de pechos y vientre y te quedas nueva, pero en quince o veinte días, por lo menos yo, se me vuelve a hinchar el pecho y el cuerpo en general y te dá un hambre voraz y eso quiere decir que en una semana volveré a tener la regla, me dolerá y luego desaparecerá el dolor, la hinchazón, etc. En fin, que si que es verdad que es saludable tenerla, pero es un engorro.