He visto estas imágenes una y mil veces. He leído artículos y opiniones de observadores, fotógrafos, periodistas, bloggers… Hace mucho tiempo que estas imágenes se colaron en la pantalla de mi ordenador para llegar hasta mi y, hace mucho tiempo también, descarté hablar de ellas. Ahora han vuelto a mí y yo, que estoy intentando ser más zen y metafísica, y que me da por pensar que todo tiene un motivo cósmico, pues he pensado que quizá debería darle un par de vueltas más a esta colección. La verdad es que no me llegan. Son muy bonitas, con una técnica estupenda, una luz preciosa y unos modelos divinos. Y hay amor entre hombres y entre mujeres… sí, todo bueno, pero no me llegan. No me tocan, no me mueven, no me conmueven y, hasta ahora, ni siquiera me hacen pensar.
He llegado a una conclusión: no me llegan porque son publicitarias. Yo tengo una relación rara con la publicidad, mi cerebro entra en stand-by cuando aparecen anuncios en la tele o en la radio, paso los anuncios de prensa mirando las fotos sin ver qué me están ofreciendo… Creo que es una condición genética, a mi madre también le pasa… En realidad sólo soy vulnerable cuando estoy menstrual, ahí sí, ahí me vengo arriba y lloro hasta con los anuncios de corbatas (eso sí, sin saber qué me están intentando vender).
En fin, a lo que iba. Estas fotos son preciosas y estupendas y los y las modeluquis más de lo mismo. Pero es todo tan irreal, tan perfecto y tan divino que me deja fría. Entiendo su mensaje y lo que reivindica, y me parece bueno y quizá incluso necesario. Es cierto que, a pesar de que en publicidad empiezan a usarse referentes homosexuales, estamos muy lejos de la normalización. Pero es que a mí me gusta la gente real, con sus arruguillas (a ser posible de reír mucho), sus cicatrices, sus ojeras de madrugar o trasnochar… Gente que se mira de verdad, que se ve de verdad, que se habla de verdad y se dice cosas de verdad. A mí me gusta ver personas detrás de una foto, me gusta que me den un poquito de quién son, de lo que esconden. La fotografía para mí es un pequeño asalto a la intimidad de la persona que se te pone enfrente, sea consciente o no de que está siendo asaltada. Hay apenas un par de fotos en esta colección que me suenan a verdad. Un par de chicos que se miran en lo que parece una piscina o el mar, y ríen con naturalidad. En toda la colección las parejas apenas se miran. ¿Es eso lo que nos vende su autor? ¿Es eso la publicidad? ¿Es cosa de no mirarse, de no ver, de dejarse llevar por la superficie (qué bonito es todo) y ocultar lo profundo (no pasa nada dentro pero no importa porque quedamos muy monos)? Vale, me estoy pasando de metafísica… Ahora estoy en modo: “voy-a-criticar-la-publicidad-y-todo-lo-que-se-me-ponga-por-delante-porque-no-es-profundo”. Lo siento, es lo que toca hoy.
Me repito al decir que las fotos son muy bonitas, pero es que hoy tengo el día cansado de cosas bonitas. Me gusta más una mujer despeinada, sin maquillar, recién despertada. Me gusta más tostada al sol que churruscada de rayos. Me gustan las mujeres fuertes, con carácter, con las ideas claras. Me gusta que canturreen por la casa, me gustan que lleven pijamas viejos y que prefieran ir descalzas. Me gustan cuando son de verdad. Y me sobran el maquillaje, los tacones, los vestidos con los que no pueden ni moverse ni sentarse, los peinados que requieren de una hora de secador y montones de laca, no poder salir de casa sin que todo conjunte a la perfección… Me sobra toda la parafernalia que se nos ha “impuesto” a las mujeres desde tiempos inmemoriales. Por eso me repatea un poco la publicidad, porque sí, está muy bien esta propuesta para, llamémosle, normalizar. Pero para normalizar igual deberían intentar parecerse a la realidad y la publicidad es cualquier cosa menos real.
Llamadme rara, pero que me vendan anticelulíticos unas modelos anoréxicas como que no me convence. Que me saquen mujeres estiradas para venderme cremas antiarrugas como que no me convence. Que me repitan en todos los anuncios que no somos lo suficientemente delgadas, jóvenes, guapas, perfectas y estupendas, pues lo siento, pero no me convence. No todas somos altas, delgadas, fibradas (¡lo justo, que eso nos convierte en parecer marimachos, y eso tampoco, claro!), con melenas abundantes y maravillosas, con pestañas kilométricas y pechos ingrávidos. ¿Y sabéis qué os digo? ¡Que ni falta que nos hace!
Foto: Braden Summers
Zoe Riudavets
Pues llámame rara pero a mí me gustan. Creo que para cambiar la sociedad primero debemos igualarnos al mundo hetero y luego, cuando ya estemos en igualdad de condiciones, ya cambiaremos todos esos ideales sobre la imagen perfecta y la obsesión por el cuerpo.
Estoy de acuerdo contigo… lo más precioso de esta tierra es la naturalidad. Y las imágenes tan perfectas no la logran transmitir. Están fabricadas.
“Y me sobran el maquillaje, los tacones, los vestidos con los que no pueden ni moverse ni sentarse, los peinados que requieren de una hora de secador y montones de laca”…
Bueno, hay mujeres a las que nos gusta echarnos un poco de maquillaje (sobre todo si se tienen unas ojeras de zombie y la piel más blanca que la leche), los zapatos con un poco de cuña (porque paso tener dolores en caderas-piernas-pies) y los vestidos ajustados (que dejen movilidad) También me echo un poco de laca en el flequillo y me arreglo el pelo, pero no tardo más de 5 minutos de reloj. No se puede generalizar tanto, porque hay un continuum entre blanco y negro que acepta una gama de grises preciosa.
Yo: despeinada aveces, no me maquillo, duermo mucho entonces lo de recién despertada me va, tostada al sol alguito, fuerte de ves en mes, el carácter lo tengo, lo de las ideas claras no lo tengo muy claro… jummm quien sabe si pudiera siendo como soy gustarle a la que escribió el articulo. jajajajaj no, mentiras me gusto lo que leí
Quizás deberías leer un poco sobre la idea del autor antes de arrasar con su trabajo y compararlo con el resto. Todo tiene un porqué y un contexto y, evidentemente, no creo que tú salgas a la calle en camiseta y despeinada, aunque tampoco lo hagas excesivamente conjuntada. Yo creo que esto sólo demuestra que existe la misma potencialidad estética en una pareja hetero que homo. Pero para gustos colores. Tendrás que criticar no sólo la publicidad, porque detrás de cada trabajo artístico hay una estética, incluso esa chica despeinada, es todo artificial.
Un saludo.
Muy de acuerdo con el artículo y hermosas imaganes
estoy de acuerdo con el articulo a mi tambien me dejan tan fria como las fotos y desde luego no pienso es igualar mi vida a la de nadie para conseguir la igualdad de condiciones estas se consiguen luchando , viviendolas con naturalidad y recibiendo respeto de ninguna manera engañandonos con hacer lo mismo que otr@s para falsamente conseguir simplemente respeto