En su nuevo libro ‘Memorias de un funcionario desobediente’, Barbara Hosking, ex-asistente de dos primeros ministros, se ha abierto sobre su sexualidad, a la edad de 91 años diciendo que sentía que tenía que ser honesta.
No podría escribir sobre mí sin mencionar el hecho de que he sido lesbiana toda mi vida.
Nacida en 1926 en Cornwall, Hosking sabía que era gay a los seis años, cuando se enamoró de su amiga de la escuela. Se mudó desde Cornwall hasta Londres a los 21 años para hacer carrera como periodista. Pero, en lugar de ello, se unió a la oficina de prensa del Partido Laborista británico y terminó trabajando en la administración pública como responsable de prensa durante el mandato de los primeros ministros Edward Heath y Harold Wilson.
Hosking ha estado en una relación durante 20 años y ha decidido hacerlo público ahora, mientras escribe sus memorias ya que, en su opinión, su familia no lo hubiese entendido.
Mis padres no lo habrían entendido y se habrían quedado impactados. Me querían mucho, pero mi padre era muy anticuado y convencional. Mi madre probablemente habría pensado que para mí era una decisión difícil e infeliz. Pero, en realidad, he sido muy feliz. He tenido una vida plena.
Los hombres tuvieron ese gran momento de liberación, cuando la ley cambió y ya no estaban en peligro de ir a la cárcel o, como en épocas anteriores, de ser asesinados. Las mujeres nunca tuvieron ese problema, pero ha sido extremadamente difícil porque podías ser condenada al ostracismo con mucha facilidad.
Pese a todo, cree que ahora “las mujeres tienen más libertad para escoger ser ellas mismas que en ningún otro momento de la historia“.
Recuerda, por ejemplo, cuando las mujeres eran invitadas a abandonar las salas de reuniones tras una cena de alto nivel en Bruselas, la sede de las instituciones europeas.
Yo decía: ‘lo siento mucho, tengo que quedarme. Estoy con mi ministro, soy su secretaria privada‘. Ellos decían: ‘no puede hacer eso, las mujeres tienen que retirarse para que los hombres discutan‘; y yo respondía: ‘él no va a poder continuar sin mí, ¡yo he hecho todo el trabajo!‘. Entonces aseguraban que la gente iba a hablar sobre mí al día siguiente en la ciudad.
Hosking dijo que no sentía que su sexualidad fuera un secreto, pero al no tener a nadie con quien compartir su experiencia, no sabía cómo articularlo.
No sentí que fuera algo que tuviera que ser furtivo. Al principio, no había nadie con quien pudiera hablar al respecto. No sabía lo que era, no sabía de qué se trataba y me llevó mucho tiempo saberlo.
Fue cuando se mudó a Londres en 1946 para seguir una carrera en el periodismo que descubrió una comunidad de mujeres lesbianas.
Mis arrendadores me llevaron a este club gay en Chelsea llamado Gateways. Cuando subí a su automóvil, uno se volvió hacia mí y me dijo: “Eres lesbiana, ¿verdad?” Dije que sí, pero estaba pensando, ¿qué significa esto?
En su libro, habla sobre cómo le enseñaron a no obedecer sino a pensar por sí misma y cómo ha sido su vida política, laboral y personal. El título del libro proviene de su filosofía de vida de la desobediencia.
Un funcionario me dijo una vez: ‘¿Cuándo aprenderás que se deben obedecer las reglas?‘ La miré con asombro y dije: ‘Me criaron para entender que las reglas deben ser interpretadas‘. Esa es mi filosofía de vida: las reglas deben ser interpretadas .