Muchas fueron las mujeres que amaron y fueron amadas por Chavela Vargas. Innumerables las amantes. Nos lo cuenta el recién estrenado documental sobre su vida “Chavela”, de Catherine Gund y Daresha Kyi.
“Chavela” es una cinta imprescindible. La pudimos ver el sábado pasado dentro del festival de cine lésbico del Word Pride de Madrid, donde arrancó nuestros aplausos y los de todo el público, tal cual ocurrió en su proyección en la Berlinale.
Chavela era muy mexicana y algo española, da igual que naciera en San Joaquín de Flores (Costa Rica) en 1919. Repudiada por sus padres por sus ademanes masculinos, fue la primera mujer en subirse a un escenario y entonar una canción mexicana en poncho y pantalones, algo imposible para la época. Pero a ella la dejaron subir. La dejaron porque María Isabel Anita Carmen de Jesús Vargas Lizano, -ese es su verdadero nombre-, ni podía ni estaba dispuesta a ser otra cosa que ella misma. Y porque aquella voz que cantaba desde el escenario era irrepetible, y todos lo sabían.
El documental explora su amor con la grandísima Frida Kahlo. Nos habla de su participación en varias películas mexicanas. De su profunda amistad con el compositor José Alfredo Jiménez. De su affair con Ava Gardner en Acapulco durante la boda de Elizabeth Taylor y Michael Todd. Nos cuenta cómo su romance con la novia de Emilio Azcárraga le llevó a perder su contrato con la compañía de discos de éste. Nos descubre a Alicia Pérez Duarte, su último y gran amor, de la mano de la propia Alicia.
Miguel Bosé, Martirio o Almodovar, entre otros, nos cuentan con detalle el renacimiento, a los 70 años, de la Chavela cantante, justo cuando todos la daban por muerta, -y no era para menos, porque el alcohol prácticamente se la había llevado en vida-.
Un film que nos ha acercado más a la persona, trascendiendo la leyenda, y nos ha mostrado sin censuras sus luces y sombras. “Chavela” nos ha hecho adorar más, si esto era posible, a la Chavela Vargas de La Llorona, de Macorina, de Soledad. A la primera mujer que se puso unos pantalones y se subió a un escenario. A la primera mujer lesbiana visible de México.
Ana Rojas
