Mientras los derechos LGTBI se tambalean, Tailandia nos regala amor y esperanza

No está siendo una semana fácil para los derechos LGTBI en el mundo. Donald Trump ha asumido por segunda vez como presidente de Estados Unidos y varias de sus primeras medidas han tenido como blanco a nuestra comunidad.

Se han borrado las menciones a derechos LGTBI en la web de la Casa Blanca y otras webs gubernamentales, el personal encargado de las áreas de igualdad y diversidad se quedó sin trabajo, y hasta se ordenó a las embajadas no ondear la bandera arcoíris.

Grandes empresas, que hace unos años estaban comprometidas con programas de diversidad LGTB, están dando marcha atrás a sus iniciativas de inclusión e igualdad, como Mc Donalds, Walmart, Ford, y recientemente lo ha hecho la gigante Amazon, que ha borrado de su web la sección de apoyo a los derechos LGTBI.

Por su parte ILGA ha denunciado que la situación de las personas LGTBI en Afganistán, país tristemente célebre por estar empeñado en acabar y borrar a las mujeres y niñas, ha empeorado. “Desde la vuelta de los talibanes al poder, las personas afganas LGBTIQ+ se han enfrentado a una persecución implacable, que incluye amenazas de muerte, acoso, detenciones arbitrarias, violencia sexual y asesinatos”, declaró Henry Koh, Director Ejecutivo.

Cuando todas estas noticias nos dejan una sensación de desolación, Tailandia nos devuelve la sonrisa con las preciosas imágenes que nos dejó el primer día de la legalización del matrimonio igualitario, que ya se había aprobado en junio pasado, cuando Tailandia hizo historia como el primer país del sudeste asiático en dar un paso hacia el amor y la igualdad.

Cientos de parejas del mismo sexo se casaron ayer. Las festividades incluyeron bodas masivas en el lujoso centro comercial Paragon Hall, que tenía desplegada una alfombra gigante con los colores arcoíris. Las parejas de hombres y de mujeres caminaban felices y emocionadas. Algunas parejas sobrepasaban los 70 años, otras se encontraban recién en su segunda década de vida. Algunas cargaban hijos en sus brazos, otras estaban rodeadas de familiares y amigos.

“No fuimos aceptados ni por nuestras propias familias ni por la sociedad”, dijo a la BBC la organizadora del Orgullo de Bangkok, Waaddao . “Hubo momentos en los que no pensamos que la igualdad matrimonial llegaría a suceder, pero nunca nos rendimos”, dijo tras reconocer que llevaban muchos años luchando para que este día se hiciera realidad.

Gracias Tailandia por regalarnos esperanza.

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