Gia, la modelo lesbiana que revolucionó la moda

Últimamente el mundo de la moda ha sacado su lado Les. Bellezas de aquí y allá manifiestan su amor por sus novias en público y declaran orgullosas su homosexualidad.

Sin embargo, ni el mundo de la moda ha cambiado demasiado desde los 80 ni las modelos actuales son las primeras en vivir con normalidad y orgullo su orientación sexual.

Hubo un día, hace aproximadamente 35 años, en que una mujer sí revolucionó el mundo de la moda.

Ella era Gía. Entró en la moda casi “por hacer algo” y acabó siendo la primera supermodelo de la historia. En una época donde el perfil de rubia inocente arrasaba en las portadas, llegó una belleza diferente: morena racial, de pelo rebelde y actitud rotunda. De risa y enfado espontáneos, mirada penetrante y muy poca vergüenza.

¿Qué hizo diferente Gia? Su actitud y sus desnudos sin tapujos encendieron la fotografía de moda, a la que acercó a la fotografía artística y al erotismo a través de fotógrafos como el reconocido Chris Von Wangerheim (fotos de la izquierda). Paralelamente, se atrevió a ser ella misma; puso de moda posar sin maquillaje y vivió abiertamente su homosexualidad, lo que no sólo no enmudeció su éxito, sino que la acabó de convertir en un icono. Wangerheim la vio y ya nunca apartó el objetivo de ella. Aprovechó como nadie su ambigüedad y su irresistible atractivo para hacer verdaderas obras de arte visuales.

También Francesco Scavullo, el Annie Leibovitz de entonces, cayó a los pies de la Diva.

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Eran los 80. La década de la experiencia. Del hedonismo. De la creatividad.

En aquella época fumar, esnifar cocaína y “chutarse” heroína era sexy. El sida era una enfermedad tan letal como desconocida y las drogas aún no habían evidenciado su poder de destrucción. Todos en su mundo tomaban drogas, habitando un presente sin consecuencias aparentes. Y Gía no era la excepción.

Compartir jeringuillas tampoco suponía lo que supone ahora. Y ese fue su final. En tal contexto y con una personalidad intensa y dramática, tal vez límite, Gía se enganchó a las drogas de forma fulminante. Cinco años tardó esta adicción en destruirla. Ni siquiera su único y pasional amor, Sandy Linter (en la foto de la izquierda, junto a la modelo), logró sacarla de las drogas, más que por pequeñas temporadas. Fue un amor de idas y venidas a causa de los miedos de Linter y las recaídas de Carangi.

Cuando Gia alcanzó la decadencia, nadie de su gremio se preocupó más que por evitar que las llamativas marcas de sus brazos y manos se notaran en las imágenes. Incluso fue fotografiada fumando y en actitud de inyectarse drogas; aquello parecía sumarle valor a su belleza desenfrenada.

Gía fue de las primeras mujeres en infectarse de sida, una enfermedad recién descubierta que, además de letal, despertaba un pánico generalizado a su alrededor por el temor a una infección. A su entierro no acudió nadie del mundo de la moda, de donde Gía había sido desterrada despiadadamente.

Sin embargo, nadie pudo negar que la personalidad de la modelo le devolvió el aliento al congelado mundo de la moda.

Antes de morir, Gia diría una frase tan vital como:

Nació la leyenda.

Leyenda que no morirá nunca.

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