Personajes lésbicos inolvidables de series y películas: Maca y Esther (“Hospital Central”)

mirales.esLa serie española Hospital Central se estrenó en el año 2000, pero la famosa trama lésbica de Maca y Esther no se introdujo hasta 2004, coincidiendo con la octava temporada. Si tenemos en cuenta que The L Word se estrenó también ese mismo año, fácilmente podríamos pensar que el impacto positivo de nuestras californianas favoritas en la pequeña pantalla surtió algún tipo de influencia sobre la serie española. Del mismo modo, la historia de Maca y Esther terminó convirtiéndose en la predecesora de otras parejas lésbicas memorables en la televisión de nuestro país, como Pepa y Silvia en Los hombres de Paco, Ana y Teresa en Amar en tiempos revueltos, o más recientemente Isabel y Cristina en Tierra de Lobos (todas ellas las analizaremos más adelante). Esta especie de efecto dominó, ya tenga que ver con temas de audiencia o asuntos más nobles, demuestra la buena acogida y la necesidad (personal o social) de ver la homosexualidad femenina reflejada tanto en la pequeña como en la gran pantalla. Sin olvidar, desde luego, la normalización resultante de introducir una relación lésbica en las salitas de estar más heterogéneas que pueda imaginarse.

mirales.esLa serie Hospital Central es una de las más longevas de la historia de la televisión en España, extendiéndose a lo largo de veinte temporadas. Llegó a su fin en el año 2012, después de sufrir importantes descensos de audiencia. El argumento giraba en torno a las relaciones íntimas del personal sanitario de un hospital, con enfermedades y dramáticos casos clínicos como telón de fondo, desarrollando incontables subtramas y nuevos personajes durante todas sus temporadas. La historia de Maca y Esther se considera una de las más emblemáticas y, sin duda, la que más adeptas recaudó para la serie (al menos por nuestra parte).

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mirales.esEl personaje de Esther (Fátima Baeza) está presente desde la primera temporada, pero con un papel bastante secundario. Se trata de una enfermera con serias dificultades para encontrar al hombre adecuado, ya que (como suele ocurrir), al principio es claramente heterosexual. La llegada de Maca (Patricia Vico), una doctora con mucho carácter y al parecer de rancio abolengo, pone su mundo patas arriba en un abrir y cerrar de ojos. Pese a que el inicio de su relación no es precisamente ideal (Esther confunde a Maca con una subordinada y tiene que recular cuando descubre su error), la doctora orgullosamente “desarmarizada” no tarda mucho en lanzar un plan de “conversión” sobre la enfermera (entiéndase en el contexto, pasar de la heterosexualidad a la homosexualidad en unos cuantos capítulos), un plan que para regocijo nuestro termina surtiendo efecto.

mirales.esA lo largo de las trece temporadas que comparten, los guionistas tocaron prácticamente todos los temas que tarde o temprano afloran en la vida de una lesbiana. Por ejemplo, ¿quién no se ha preguntado alguna vez si es bueno considerar su propia homosexualidad como parte de una privacidad particular e intransferible o si es mejor y más solidario pregonar con el ejemplo? Pues cuando una revista se propone hacer un reportaje fotográfico sobre los homosexuales del Hospital Central, Maca se muestra encantada mientras que Esther permanece algo más reticente. ¿Cómo deberían vivir su relación? Más adelante también se introducen situaciones en las que ambas se ven obligadas a enfrentarse al rechazo de sus familias, y las estrategias que utilizan para acercar posiciones. La ilusión del matrimonio y de la maternidad, las dudas sobre encontrar un donante, son asuntos que antes o después acaban surgiendo en la vida de cada una de nosotras.

mirales.esMás allá de reivindicaciones más o menos explícitas, la trama goza de su propia línea argumental, con los altibajos típicos de quien pretende mantener en vilo a la audiencia. Problemas en su relación, infidelidades con consecuencias imprevistas, rupturas, enfermedades, e incluso la aparición de otras parejas femeninas (Maca mantiene una breve relación con una psiquiatra llamada Vero, y Esther con una mujer casada llamada Bea) aportan las dosis de drama a la historia, que a pesar de todo tiene un final feliz. Así que ya sabéis, las que no la hayan visto y les apetezca un poco de sensacionalismo hospitalario esta es su serie perfecta para el invierno. Y las que sí hayan tenido la oportunidad nunca es tarde para revisionar nuestros primeros referentes televisivos y sacar en claro los cambios que se han producido en nosotras. O en esta sociedad que a veces suele resistirse a ellos.

Inma Miralles

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