¡Paren todo! La actriz Chloë Grace Moretz y su pareja, la modelo y fotógrafa Kate Harrison, dieron el gran paso este fin de semana, y lo hicieron a lo grande, con estilo y emoción. Su boda fue privada, pero ¡qué boda! todo un acto de elegancia y personalidad.
Juntas desde 2018, esta pareja ha vivido su vida con mucha calma fuera del foco mediático. Chloë siempre ha sido cercana al mundo LGTB. En Cameron Post, interpretó a una joven lesbiana obligada a entrar en terapia de conversión, un papel que, según ella misma ha comentado, fue profundamente transformador. Ese rol le abrió no solo a su propia verdad, sino también la llevó a comprender y aceptar más profundamente a sus hermanos gays (vaya genética arcoíris), algo que califica como una “liberación emocional compartida”.
Aunque las fans que las siguen en redes y que tienen un olfato policiaco muy desarrollado ya se habían dado cuenta de que estaban comprometidas, ellas lo anunciaron en Año Nuevo, con una foto de las dos mostrando dos anillos de diamante a juego. Chloë explicó a Vogue que ambas piezas se diseñaron a partir de diamantes victorianos, con la idea de convertirlos en reliquias familiares. Un detalle que habla del amor, la historia compartida y el futuro que están construyendo juntas.
En la semana previa a la boda, que se celebró el pasado fin de semana, las novias visitaron por separado el atelier de Louis Vuitton en París para probar sus vestidos diseñados por Nicolas Ghesquière. Chloë lució un vestido azul en clave Old Hollywood, mientras que su vestido de fiesta blanco y con sombrero “cowboy” – ideado para bailar línea y montar a caballo– fue pura fantasía sartorial. Kate un vestido blanco de encaje precioso.

Esta boda nos recuerda que el amor lésbico se merece flores, vestidos y sombreros cowboy si así quieres. Celebrar que dos mujeres se eligen y visibilizan públicamente es reafirmar que nuestras historias también llenan los altares.

Lo segundo: una boda no tiene que ser tradicional para ser profundamente simbólica. Desde sus anillos personalizados hasta los vestidos de ensueño diseñados por una casa de lujo, Chloë y Kate nos recuerdan que construir rituales lésbicos es urgente y hermoso, sobre todo en tiempos de discursos de odio hacia nuestra comunidad.
Y finalmente: visibilizar el amor lésbico sigue siendo un acto político y personal. Cada foto, cada declaración, cada lágrima de felicidad contribuye a que otras niñas y mujeres sepan que amar y ser amada no es un lujo, es un derecho.
¡Felicidades, queridas novias!