Si pensabas que Scarlett Johansson ya lo había hecho todo, espera a escuchar esto: en My Mother’s Wedding (antes North Star), la actriz interpreta a Katherine, una capitana de la Royal Navy… y lesbiana. En efecto, el romance lésbico llega a bordo.
La película, que marca el debut como directora de Kristin Scott Thomas, está inspirada en una tragedia real: la pérdida de su padre y su padrastro en accidentes aéreos. La directora traslada ese dolor a una historia ficticia sobre tres hermanas que regresan a casa para la boda de su madre. El personaje de Johansson, Katherine, es interpretado como una mujer emocionalmente distante, en una relación con otra mujer llamada Jack (interpretada por Freida Pinto)
Eso sí, si estás pensando en besos apasionados o escenas lésbicas subidas de tono, mejor siéntate: “Johansson es difícil de creer como oficial naval británica homosexual”, apunta Lindsey Bahr en Associated Press. Así que, más que un coming out con beso bajo la lluvia, nosotros tenemos una coming-out soporífero y muy formal, del tipo “te presento a mi novia”.
El filme combina drama familiar y comedia ligera. La trama gira entre tensiones, confrontaciones, suspicacias conyugales. El personaje de Scarlett ha postergado mucho a su familia (su novia y su hijo) por su carrera profesional, lo que se traduce en bollodramas que salen a flote en la boda de la madre.
Las críticas coinciden: el guion es irregular y los personajes no siempre están bien desarrollados. A pesar de eso, hay momentos que brillan: el monólogo final de Scott Thomas en el cementerio es puro impacto emocional, capaz de bordear una sesión de terapia gratuita. Y el reparto, aunque luchando contra su propia narrativa, hace su mejor trabajo: Sienna Miller, la madre, destaca, Emily Beecham crece escena tras escena, Johansson, para nosotras, siempre tiene ese toque, y mucho más si hace de bollera. Y qué decir de Freida Pinto. ¿Hola? ¿Se puede ser más atractiva?
¿Por qué importa en clave lésbica?
- Porque ver a una lesbiana como capitana naval en pantalla, sin que sea el eje dramático central, ya es un avance.
- Porque representa cómo las historias de mujeres lesbianas pueden estar vivas en lo cotidiano: sin idealización, sin conversiones mágicas, solo existiendo.
- Nos recuerda que el amor lésbico puede ser tierno, callado, con acento “un poquito raro”… y asombrosamente normal.
My Mother’s Wedding no es un himno lésbico, ni va a cambiar la historia del cine LGTB. Pero sí es un reflejo imperfecto de cómo una mujer lesbiana está presente en un relato sobre familia, pérdida y segundas oportunidades. Y por eso, ya tiene nuestro aplauso.