En el tenis, las mujeres llevan años sacando ventaja en algo más que en la pista: en visibilidad. Desde Billie Jean King y Martina Navratilova, pioneras que abrieron camino con raqueta y valentía, el circuito femenino se ha convertido en un espacio donde la diversidad sexual no solo existe, sino que se celebra.
Mientras tanto, el tenis masculino aún arrastra una losa de silencio: hasta diciembre de 2024 ningún jugador del circuito ATP había salido del armario. Fue entonces cuando el brasileño João Lucas Reis da Silva dio el paso y se convirtió en el primer tenista en activo en hacerlo. Una excepción que confirma la regla: ellas van delante, y muy por encima.
En este US Open 2025, varias jugadoras abiertamente lesbianas y bisexuales están en el cuadro principal. No solo compiten por el título: también inspiran, representan y recuerdan a miles de mujeres que nuestras historias merecen estar en primera fila.
Aquí las protagonistas:
Daria Kasatkina
La rusa-australiana (sí, ahora compite por Australia) es la jugadora abiertamente lesbiana más destacada del circuito. En 2022 salió del armario y lo hizo con contundencia: confirmó su relación con la patinadora olímpica Natalia Zabiiako y denunció la homofobia y la invasión rusa en Ucrania.
El precio fue alto: “No puedo volver a Rusia, no es seguro para mí”, confesó en The Times. Pero el alivio fue mayor: “Era como quitarme una mochila llena de piedras de los hombros”.
Hoy, Kasatkina está en el top 10 de la WTA, comprometida con Zabiiako y demostrando que la visibilidad también es un acto de resistencia política.
Greet Minnen
La belga hizo historia junto a su exnovia Alison Van Uytvanck al convertirse en la primera pareja del mismo sexo en jugar dobles en Wimbledon. No ganaron el torneo, pero ganaron la foto icónica: Van Uytvanck corriendo a besarla en las gradas tras derrotar a Garbiñe Muguruza.
Minnen sigue en el top 60 y consolidada en la WTA. Su historia nos recuerda algo clave: el amor y el tenis pueden ir de la mano, aunque a veces los sets de la vida acaben en ruptura.
Demi Schuurs
Holandesa, especialista en dobles, semifinalista del Open de Australia y con una misión clara: ser referente. Salió del armario de adolescente y nunca lo escondió. “Solo se vive una vez, hay que ser feliz y no estresarse por ser gay”, declaró a la WTA.
Schuurs demuestra que la visibilidad importa tanto dentro como fuera de la pista: si eres joven y fan del tenis, verla es un recordatorio de que el deporte también puede ser un espacio seguro.
Nadia Podoroska
La argentina, semifinalista de Roland Garros en 2020, salió públicamente del armario en 2022 al confirmar su relación con su compatriota Guillermina Naya. Lo hizo en Instagram, con fotos besándose y un mensaje claro: el amor no se esconde.
La mismísima Billie Jean King la felicitó: “Vivir auténticamente requiere mucho coraje, pero siempre vale la pena”. Podoroska sigue en el circuito y, junto a Naya, son una de las parejas queer más queridas del tenis latinoamericano.
Guillermina Naya
Más discreta en el ranking (su mejor posición fue 533), pero con un lugar destacado en la historia del tenis lésbico (aunque no esté en el Open Us actual) por su relación con Podoroska. Ambas son referentes en Argentina, un país donde la visibilidad LGTB en el deporte todavía es escasa.
Emina Bektas y Tara Moore
Pareja dentro y fuera de la pista, la estadounidense Bektas y la británica Moore han jugado dobles juntas y viven su amor sin esconderlo. Moore, ex top 100 en dobles, llegó a estar comprometida con la suiza Conny Perrin (sí, el circuito WTA es casi un culebrón lésbico).
Bektas, por su parte, irrumpió en el top 100 en 2023 como una de las debutantes más veteranas, demostrando que nunca es tarde para llegar a lo alto.
Conny Perrin
La suiza alcanzó el puesto 134 y también es parte del entramado lésbico-tenístico. Fue pareja de Tara Moore y habló sin tapujos con The New York Times sobre las ventajas de salir con alguien que entiende la vida nómada del tenis: “Es diferente, porque comprendemos los viajes, los sacrificios y las ausencias”.
Porque cada una de estas mujeres no solo juega tenis: juega contra el silencio. Frente a un circuito masculino aún anclado en los armarios, el femenino sigue demostrando que la visibilidad es compatible con el éxito.
Y también porque nos regalan algo más que partidos: nos regalan referentes. De Kasatkina alzando la voz contra Putin a Podoroska celebrando un beso en Instagram, cada historia es un recordatorio de que el amor entre mujeres también ocupa la pista central.

