El cine es una de las formas más emocionantes que tenemos de viajar en el tiempo y conectar con historias y realidades que pueden cambiarnos la vida y la forma de entender el mundo.
La lucha de las mujeres por ocupar su lugar ha sido retratada de manera magistral por muchas directoras y directores. Hoy, para conmemorar el 8 de marzo, Día de la mujer, queremos rescatar 8 películas y series que nos hablan de luchas personales y colectivas, que nos hablan de feminismo y de la búsqueda de la igualdad real. No te las pierdas.
Conseguir el voto. Suena sencillo, suena hasta evidente. Pero no lo fue. Las sufragistas perdieron mucho: el respeto de la comunidad, el trabajo, la familia, la libertad, incluso la vida. Mujeres fuertes y organizadas. Mujeres entregando hasta lo que más amaban para conseguir el voto, el voto que es más que el voto. Es la sensación de una sociedad más justa, leyes más amables, más equilibradas. Igualdad. Tener derechos sobre los hijos (en ese tiempo pertenecían legalmente al padre), derechos laborales (la desigualdad de salario con los hombres era profundamente abismal), derechos sobre sí mismas (su cuerpo, sus decisiones), entre muchos otros.
La lucha por los derechos de la mujer fue pacífica durante muchos años. Un canto suave ante una puerta muy cerrada. “Acciones, no palabras” fue la clave. Se desata la rabia (antes de Sufragistas, la película iba a titularse “La furia”), y esa rabia es el punto de unión de varias mujeres, como Maud Watts (Carey Mulligan), una joven trabajadora de clase obrera, explotada desde la infancia, que pone cara a las miles de mujeres anónimas que lucharon por el voto femenino en la Inglaterra de comienzos del siglo pasado. Imperdible.
– Carol
No es solo que sea nuestra película lésbica preferida, es que Carol, además de tener un guion, una fotografía y unas actrices espectaculares, además de una historia de amor preciosa con final feliz, nos muestra el alto precio que muchas mujeres han tenido que pagar a lo largo de la historia para poder vivir el amor, para poder disfrutar de una relación con la persona elegida.
El marido de Carol usa su orientación sexual para amenazarla con la custodia de la hija que tienen en común y para mantener el control sobre ella. Una de las escenas finales, donde Carol dice “basta ya”, donde decide renunciar a la niña y solo pide poder verla, aunque sea de vez en cuando, donde se planta porque no está dispuesta a renunciar a ser quién es y a vivir como desea vivir, emociona.
– Retrato de una mujer en llamas
Bretaña francesa, 1770. Marianne es una pintora que debe realizar el retrato matrimonial de Héloïse, una joven que acaba de dejar el convento. Héloïse no acepta su destino como mujer casada y se niega a posar, por lo que Marianne debe trabajar en secreto. Para ello, se hace pasar por dama de compañía, para así observarla de día y pintarla de noche. Su relación se vuelve más intensa a medida que comparten juntas los últimos momentos de libertad de Héloïse antes de su boda
Marianne es una mujer bastante empoderada para la época. Ejerce una profesión de hombres, pintar. Pinta desnudos, firma con el nombre de su padre porque no puede permitirse esa “excesiva” libertad. Esta película es una obra de arte.
– Si las paredes hablasen 2
Es una de las películas lésbicas más deprimentes y necesarias de la historia. Nos hace ver todo lo que hemos conseguido las últimas décadas. El amor lésbico retratado en 3 historias diferentes y en tres momentos distintos: 1961, 1972 y 2000. Con la primera historia quieres directamente morir de pena. Una pareja de ancianas que llevan toda la vida junta. Pero cuando una ellas fallece vemos el horror que se vive cuando no has tenido reconocimiento legal de tu relación. Muy duro.
La segunda de un grupo de feministas lesbianas y los conflictos y prejuicios que surgen cuando una de ellas se echa una novia bastante masculina.
Por último, ya en el año 2000, vemos a una pareja compuesta por las grandes Ellen DeGeneres y Sharon Stone que quieren tener un hijo y lo intentan con una inseminación casera. Puedes ver la película aquí.
Es una de las escritoras de lengua inglesa más reconocidas de todos los tiempos. Más de 1000 poemas de la autora lo corroboran (muchos de ellos censurados).
Sue Gilbert, la musa a la que van dirigidos la mayoría de sus poemas, es el motor para que Emily los publique. Una mezcla entre drama y comedia, entre biografía y realismo mágico, donde Sue se casa con el insoportable hermano de Emily, dando paso a un triángulo amoroso que implica un amor subterráneo pero explosivo entre ellas, justificado por una sociedad que aplaudía las amistades femeninas pasionales al considerar imposible que dos mujeres consumaran un acto sexual.
La lucha de esta pareja de profesoras gallegas a comienzos del siglo XX es brutal. Engañaron a vecinos y al cura del pueblo al casarse por la Iglesia, fingiendo que una de ellas era un hombre (cortándose el pelo y vistiéndose como uno).
La historia de amor de estas mujeres ha llegado hasta nuestros días y nos llena de orgullo ver cómo lucharon contra cada obstáculo que se presentaba para poder vivir algo que en ese momento era impensable. Cuando fueron descubiertas huyeron primero a Portugal y después a Argentina, donde se les perdió la pista.
Serie magistral que nos muestra la lucha de las mujeres que querían jugar al beisbol. En plena Segunda Guerra Mundial, hasta los propios jugadores de béisbol masculino habían tenido que ir al frente, dejando el deporte nacional herido de muerte. Pero a sus ejecutivos se les ocurrió una idea hasta entonces impensable: poner a mujeres a jugar. Al principio, cómo no, se veía como algo caricaturesco para entretenerse mientras los protagonistas de la Liga masculina volvían, pero acabó siendo un grandísimo paso para el deporte femenino y el feminismo en general. Las Peaches hicieron historia.
Además de mostrarnos esta lucha, vimos también la de las lesbianas, que intentaban encontrar su lugar y conectar unas con otras en la clandestinidad. Imperdible.
Anne Lister es todo un referente, por eso se le considera la primera lesbiana moderna de la historia. Anne era una rica heredera, que a fines del siglo XIX vivía como ella quería, sin tomar en cuenta las imposiciones de la época. Vestía con pantalones, llevaba los negocios de su familia (algo que no se permitía a las mujeres) y tenía novias y amantes. Una valiente revolucionaria en toda regla.
Hoy sabemos de sus amores y su llamativa vida gracias a los diarios que dejó.